Las vieiras son uno de los mariscos más relevantes e importantes de las mesas navideñas. Sin embargo, la realidad de este tipo de moluscos es que permitirnos el consumo de vieiras frescas no es ni tan fácil ni tan habitual como nos gustaría.
Eso no quita que haya muchas opciones de comprar vieiras congeladas (incluso ya sin su concha) que nos puedan dar un buen servicio en la mesa, especialmente si las vamos a cocinar o utilizar en alguna receta donde sean protagonistas, pero no destaquen de manera superlativa.
Es evidente que hablamos de un marisco con bastante prestancia, pero eso no quiere decir que nos tengamos que limitar a preparaciones muy sencillas para jugar con ellas. De hecho, la vieira se suele llevar muy bien con determinadas hortalizas, como calabazas o zanahorias en las que queda de maravilla, simplemente salteada y colocada sobre una crema de verduras.
El problema de las vieiras, como es habitual en los moluscos, está en cómo descongelar correctamente en casa, sin que nos carguemos su sabor o su textura, dos de los encantos más demandados en el caso de este bivalvo.
Del mismo modo que sucede con los crustáceos como langostinos o gambas, ha sido muy habitual que descongelemos este tipo de mariscos bajo un chorro de agua fría en la pila. Sin embargo, en el caso de la vieira no es algo que recomendemos especialmente porque lo más posible es que arruinemos su textura, y además parte del sabor, también se eche a perder.
Lo curioso es que la mejor forma que tienen los grandes cheques de descongelar vieiras, es recurriendo a la nevera y a la leche. Sí, has oído bien: la leche. Lo único que hay que hacer para conseguir que las vieiras respeten esa textura dulce y untuosa, que tanto nos gusta es que incluyamos la carne de la vieira que vayamos a descongelar en un bol donde hayamos puesto una buena cantidad de leche entera fría que introduciremos dentro de la nevera.
Aquí lo que debemos hacer, es que todas las vieiras queden bien cubiertas por la leche y dejar que durante 30 minutos o una hora se vayan descongelando poco a poco dentro de la nevera (poner papel film encima para que no haya transmisión de olores) e ir comprobando cuando las vieiras hayan quedado lo suficientemente tiernas y descongeladas.
Cuando estén en su punto, lo único que hay que hacer es sacarlas de la nevera y escurrirlas ligeramente en un chorro de agua fría en la pila para eliminar los residuos que queden de leche y ya podréis secarlas y cocinarlas a voluntad.
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