Los casamientos y enlaces son comunes a prácticamente todas las culturas, un hito en la vida adulta que a lo largo de la historia ha ido adoptando diferentes ritos y ceremonias, siempre a la par con las creencias religiosas y donde la comida y la bebida juegan un papel primordial, por convite y simbolismo. En China, las bodas han evolucionado para adoptar costumbres occidentales, pero mantienen elementos propios como servir un vino de arroz muy particular que esconde un trasfondo agridulce.
China no es solo hoy una de las potencias económicas mundiales que aspiran a dominar todos los mercados, también es un inmenso país cuya larga historia ha dejado una cultura milenaria que todavía hoy ejerce una gran influencia en la vida de sus habitantes. Basta con analizar su gastronomía para comprender la complejidad cultural, social y económica del país, que ha fructificado por medio planeta a través de las comunidades inmigrantes difundiendo una cocina adaptada al extranjero, pero que mantiene su riqueza propia en su territorio.
En un país tan grande y diverso sería absurdo querer reducir la comida china a un puñado de platos, sabores y estilos culinarios, pero sí hay productos comunes a todas sus regiones. En la provincia de Zhejiang, al este, destaca la ciudad prefectura de Shaoxing, que puede presumir de ser cuna de uno de los vinos de arroz más famosos de toda China y demandado en todo el mundo.
El conocido internacionalmente como vino de Shaoxing se utiliza en numerosos platos como el pollo borracho (醉雞), guisos, dumplings, asados, sopas, noodles, salteados o platos de pescado y verduras, y se consume también por sí solo. Es una de las bebidas alcohólicas más antiguas de China y de toda Asia, imprescindible en cualquier boda, pero no tanto como equivalente a nuestros espumosos para brindar con la tarta nupcial.
Qué es el vino de arroz huadiao o nu’er hong
En tierras occidentales se suele usar el genérico nombre de 'vino de Shaoxing' para mencionar al vino chino fermentado o huangjiu, usado para cocinar o beber, pero existen distintos tipos, como sucede también, por ejemplo, con el sake. Hablamos concretamente de nu’er hong o huandiao, una variedad de huangjiu que significa, literamente, 'licor amarillo', por el color predominante que acostumbra a exhibir.
Aunque hay tipos de huangjiu producidos con mijo o trigo, el huandiao es un vino elaborado a partir de la fermentación de granos de arroz cocidos al vapor combinados con jiuqu, un cultivo natural, en ocasiones combinado también con una parte de granos de trigo. Existe huadiao producido en Shaoxing, pero no todo el vino de Shaoxing es huadiao, ni tiene esta ciudad la exclusividad de su elaboración.
A pesar de conocerse como licor o vino amarillo, la gama de tonalidades puede variar desde el dorado hasta el rojo oscuro, si bien el nu’er hong suele ser de color ámbar rojizo, ligeramente oscuro. Tiene una graduación alcohólica que ronda los 15-16º y se cree que su elaboración se remonta a la dinastía Xia, hacia 2070-1600 a.C.
Huadiao (花雕酒) se traduce algo así como 'vino esculpido en flores', en referencia a las botellas o jarras con forma de tinaja donde se suele almacenar el vino de mayor calidad o destinado a festejos y regalos. El término nu’er hong, en cambio, se vincula más directamente con la ceremonia de casamiento, y más concretamente con la figura de la futura esposa.
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Vino para celebrar y también para llorar
Vinculado simbólicamente con la idea de fuerza, coraje y vigor, el vino de arroz huandiao es una de las bebidas chinas más consumidas para celebrar acontecimientos dichosos en la familia, regalando botellas de producción propia o invitando a amigos, familiares y vecinos a beber juntos para compartir la felicidad y la buena suerte, aunque con un fondo agridulce.
Nu’er hong es el 'rojo novia', que según la tradición cada familia elaboraba en casa cuando nacía una niña en el hogar. La bebida, en sus típicas vasijas, se enterraba en el jardín, donde seguía fermentando y madurando hasta que la joven estaba preparada para casarse. Entonces el vino se desenterraba, se limpiaban las botellas, bien engalanadas con flores talladas y otros adornos, y se daba como parte de una especie de dote a la familia del novio, un regalo que solía compartirse durante la ceremonia.
Abrir el vino y certificar el enlace compartiendo su contenido era y es una manera de festejar el momento de felicidad y desear buena suerte a la pareja, pero se trata de un rito con un profundo poso de tristeza para la familia de la novia. Desenterrar el nu’er hong significa que la muchacha está lista para abandonar el hogar paternal, deja a su familia para formar parte de la del novio. Es es un trago agridulce de despedida, simbolizando en el dorado líquido los años pasados que la joven deja atrás para abrir un nuevo capítulo en su vida.
Una de las primeras menciones escritas sobre este rito aparecen en la obra Nanfang Caomu Zhuang ("Plantas de las regiones meridionales"), del erudito y botánico de la dinastía Ji Han (263-307):
Cuando una hija alcanza algunos años de edad, la familia comienza a elaborar vino a gran escala. Después de colarlo, y cuando los estanques se secan en invierno, el vino se pone en jarras, bien cerradas por arriba, y se entierran en el lateral de los estanques.
Cuando llega la primavera y los estanques están llenos de agua, estas tinajas no se sacan. Cuando la hija se prepara para casarse, se excavan los bordes de los estanques para sacar el vino y utilizarlo en el banquete de los invitados a la ceremonia nupcial. Se llama 'vino de niña'.
La pena que produce en los padres de la novia tener que entregar a su hija llevó a algunas culturas chinas a desarrollar rituales de duelo, como cuentan en SCMP. Son los llamados "matrimonios llorados" o "lamentos nupciales", en los que las madres recitan, cantan y lloran entre tragos de vino de arroz por las hijas que están a punto de perder.
Una variante también antigua del nu’er hong con este vino como protagonista es la llamada zhuangyuan hong (状元红), el 'vino del erudito', algo así como la versión masculina. Las familias acomodadas aspiraban a que sus hijos varones aprobaran los exámenes para acceder a puestos de la burocracia imperial, y para ello enterraban botellas de vino al poco de su nacimiento, buscando atraer la buena suerte. Si los resultados eran buenos, se celebraba el triunfo recuperando las botellas para celebrarlo con los vecinos y amigos.
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