El verano en la India está marcado por el monzón, la gran temporada de lluvias tan esperada para las cosechas en un país cuya economía es muy dependiente de la agricultura. Para su población, además, el sonido las violentas precipitaciones y el olor a humedad que invade cada región tiene otro significado muy especial y cargado de nostalgia hogareña: es tiempo de pakoras de cebolla y té chai masala.
El vincular ciertos platos a determinados momentos del año es algo común en todo el mundo, principalmente por el calendario de los productos de temporada. Pero hay algo que trasciende lo meramente práctico, que se convierte en tradición y cultura, casi simbólico, que con el paso de las generaciones va enraizando y generando vínculos invisibles entre los miembros de una comunidad.
La relación del ser humano con la lluvia marca el estilo de vida y el carácter de cada región, y su llegada no se recibe igual en todas partes. Aborrecida por algunos y soñada por otros, las aguas tienen el poder de bendecir o maldecir una tierra, y no es de extrañar que influya indirectamente en lo que se cocina en las casas cuando moja el suelo y golpea las ventanas.
Más allá de los típicos platos reconfortantes que nos pide el cuerpo en días fríos, la lluvia puede caer también en jornadas pegajosas de verano, y de hecho lo hace con mucha fuerza en las tormentas estivales de muchas regiones, como sucede con la época monzónica. Del mismo modo que un murciano sabe que en días de lluvia habrá migas en muchas cocinas, los indios sueñan con las crujientes pakoras y el aromático chai masala en cuanto suenan los primeros murmullos de la llovizna.
Lo cuenta así la gastrónoma Sejal Suhhadwala, india afincada en Londres, compartiendo unos recuerdos familiares en los que coinciden sus compatriotas en las redes sociales; el monzón es onion pakora weather, tiempo de pakoras (o bhajis) de cebolla, de quedarse en casa mientras descarga la furiosa tormenta con el chisporroteo de la fritura y los reconfortantes aromas inundando la cocina.
Una tradición que se pierde en la memoria
La propia Suhhadwala no sabe muy bien qué responder ante la cuestión de por qué se mantiene esta costumbre, "es la tradición". Un ritual culinario de esos que todos los seres humanos practicamos a menudo sin plantearnos de dónde vienen, pero que sentimos casi como una necesidad vital.
Pero toda tradición tiene un origen, aunque no sea único y haya evolucionado con el tiempo. La autora plantea la relación sensorial de las frituras con el tiempo lluvioso, de cómo apetecen carbohidratos secos, calientes, crujientes y crocantes, en contraste con el ambiente empapado del exterior.
Las pakoras además responden a una cuestión práctica, pues permiten aprovechar restos de verduras y hortalizas que queden por la despensa, con la cebolla como reina de la función. Un producto de larga duración presente siempre en las casas, salvavidas alimenticio cuando el monzón impide salir a hacer la compra o desabastece las tiendas y mercados.
It's #raining in #Kolkata aka our #Calcutta 😎
— Nobody (@arjunghosh) July 4, 2021
কলকাতায় বৃষ্টি হচ্ছে 😎
What best in this weather in the evening?
---> Garam garam adrak wali #Chai & #Pokora
গরম গরম আদা চা ও পোকোড়া
*sigh* 😊
Are you all #jealous ? 😎 pic.twitter.com/8HAqlicwlz
También es un aspecto de comunidad familiar. Poco se puede hacer cuando las tormentas monzónicas sacuden la tierra con toda su virulencia, salvo reunirse en casa alrededor de una reconfortante taza de té caliente. El chai masala, tan especiado, es la bebida predilecta para estas ocasiones, y en la India es tradición acompañarla de pequeños bocados.
En un ritual similar al kaffee und kuchen (café y tarta) alemán, el fika sueco o la hora del té de las cinco británica, en un hogar indio las bebidas calientes se acompañan de picoteos dulces pero también muchos salados, un símbolo de hospitalidad y comunidad familiar que, cuando cae la lluvia del monzón, sabe a té especiado con leche y a crujientes pakoras de cebolla.
Foto | Unsplash
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