Tournedos a la Rossini, canelones a la Rossini, huevos a la Rossini, pollo a la Rossini, filete mingon a la Rossini, arroz a la Rossini, tallarines a la Rossini y, si sigo buscando puedo encontrar un sinfín de preparaciones “a la Rossini”.
Parece que estemos hablando de un gran chef que se paso toda la vida innovando en la cocina ¿verdad?, pero en realidad estamos hablando de Gioacchino Rossini, una gran compositor italiano nacido en Pesaro (Italia) en 1792, fue el compositor, entre muchas otras muchas óperas, de Il barbiere di Siviglia “El barbero de Sevilla“.
Su afición o casi devoción por la cocina y la buena mesa, hizo pensar que su verdadera pasión no era la música, sino la gastronomía. Se le conoce por frases como,
El apetito es la batuta que dirige la gran orquesta de nuestras pasiones
Comer y amar, cantar y digerir; esos son a decir verdad, los cuatro actos de esa ópera bufa que es la vida y que se desvanece como la es`puma de una botella de campaña.
La trufa es el Mozart de los champiñones
También se decía, sospecho no de muy buena fe, que Rossini solo lloró dos veces en su vida de adulto, la primera por la muerte de su padre y la segunda cuando se le cayó por la borda del barco un pavo trufado.
Sobre los famosos tournedos a la Rossini, cuenta la historia que Adolfo Dugléré era el chef principal del Café Anglais parisino, y era gran amigo y admirador de Rossini, este a su vez que el chef era el “Mozart de la cocina”. Una noche en la que compositor fue a cenar al restaurante, propuso al chef que saliera al comedor y que allí mismo delante de los comensales improvisara un plato nuevo, el chef comentó que era una persona tímida y que no estaría a gusto y no trabajaría bien, a lo que Rossini le dijo – Eh bien, faites-le tourné de l’autre coté, tournez-moi le dos“ (Pues bien, hágalo vuelto del otro lado, es decir de espaldas al público), y entre las ideas que Rossini aporto al plato y la maestría del chef nacieron los tournedos.
A partir de ese momento nacieron multitud de preparaciones en las que se asocia el “apellido“ Rossini, creyéndose que son creación directa compositor, casi todas tienen foie y trufas, por lo general salteadas en media glasa. Podemos encontrar por tanto innumerables preparaciones a la Rossini como, huevos revueltos, pulardas, tortilla, supremas de ave, filetes de lenguado, pollo salteado. También encontramos un aliño de ensalada a la Rossini, cuya receta dictó así,
Tomar aceite de Provenza, mostaza inglesa, vinagre francés, un poco de zumo de limón, pimienta y sal. Batirlo y mezclarlo todo. Echar después algunas trufas, cortadas cuidadosamente en trozos menudos. Las trufas dan a este condimento una especie de nimbo capaz de sumergir a un gourmand en el éxtasis.
Foto | Flickr
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