Historia del tenedor

Historia del tenedor
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En una ocasión hablé sobre mi gusto por comer con las manos y gracias a los comentarios quedo claro que no soy la única, pero que me guste no significa que no utilice habitualmente los tenedores. Aunque me he dado cuenta que, por ser precisamente demasiado familiares nunca me había preocupado conocer nada de su historia, sobre su procedencia o desde cuando se utilizan.

Aunque ahora puede parecer que existen desde siempre, nada está más lejos de la realidad, de hecho tardó siglos en ser aceptado en nuestras mesas ya que gracias a la torpeza en el uso de la herramienta, conseguía causar heridas en la cara, boca y dientes, San Pedro Damián llegó a llamarlos "instrumentum diaboli".

El tenedor es un utensilio de cocina, para el servicio o para la mesa. Tiene forma de horquilla con dos, tres o cuatro dientes. Los primeros tenedores eran considerados una joya de orfebrería, podían tener el mango plegable y se guardaban en un estuche.

El tenedor en Europa

En 1547, Enrique III de Francia descubrió en Venecia que la familia real utilizaba un tenedor de dos dientes. El mismo impulso esa moda en su país, le pareció un instrumento cómodo para llevarse los alimentos a la boca, para comer sin mancharse las por encima de las altas gorgueras almidonadas, que estaban de moda en aquella época.

Sin embargo, la utilización del tenedor no se hizo popular hasta el siglo XVIII. Luis XIV todavía comía con los dedos, como casi todo el mundo en la época. Y más tarde con Luis XVI no era extraño ver comer al rey y a su corte "con la punta del cuchillo".

Poco a poco, lo tenedores fueron ganando protagonismo y dientes, pasaron a tener tres y más tarde cuatro. Hoy en día, solamente el tenedor de asados, que utilizamos en la cocina para pinchas aves y pescados, tiene dos dientes, largos y finos.

Los tenedores de mesa tienen formas más diversas. Algunos tenedores de servicio van emparejados con una cuchara, como los cubiertos de ensaladas o con cuchillo como los de servicio de trinchado, lo mismo que los tenedores de mesa para pescado y fruta.

El tamaño varía tenemos incluso el tenedor pequeño para pasteles. Suelen ser de metal. También tenemos tenedores de forma especial destinados a un empleo concreto, tenedores para caracoles, para angulas, para ostras, para mariscos o para fondue.

Ya en España, se empieza a generalizar el uso a principios del siglo XIX. La primera fábrica de tenedores se instalo en Barcelona.

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