La freidora de aire se ha convertido en un electrodoméstico imprescindible en muchas cocinas modernas. Su capacidad para replicar recetas tradicionales de manera más saludable y eficiente la ha posicionado como una herramienta versátil.
Sin embargo, mientras que algunas preparaciones sencillas se adaptan perfectamente a este dispositivo, otras más complejas pueden presentar desafíos que, si no se abordan correctamente, pueden comprometer la calidad del plato. Un ejemplo claro es la cocción de carnes, donde es fundamental seguir ciertos pasos para lograr resultados jugosos, tiernos y llenos de sabor.
Para alcanzar la perfección al cocinar carne en la freidora de aire, es esencial considerar varios aspectos clave que influyen en el resultado final que van desde el corte al atemperado, pasado por el necesario reposo.
La elección del corte de carne es fundamental para obtener una textura y sabor óptimos. Cortes con un buen nivel de marmoleo, es decir, infiltración de grasa entre las fibras musculares, suelen ser más jugosos y sabrosos. Ejemplos de estos cortes incluyen la picanha y el entrecot. La grasa intramuscular se derrite durante la cocción, aportando humedad y realzando el sabor de la carne. Si pretendes que la pechuga de pollo o filetes de por sí con poca grasa sobrevivan, lo llevas crudo.
El tamaño y grosor de la carne influyen directamente en el tiempo de cocción y en la uniformidad del resultado. Piezas demasiado gruesas pueden cocinarse de manera desigual, quedando crudas en el centro y secas en el exterior.
Por ello, es recomendable cortar la carne en porciones de tamaño uniforme, con un grosor moderado que permita una cocción homogénea en la freidora de aire. Incluso si tienes el clásico solomillo, puede que sea una mejor opción cocinarlo abierto, en mariposa, que en un taco demasiado grueso.
Antes de cocinar, es aconsejable sacar la carne de la nevera y dejarla reposar a temperatura ambiente durante unos 20 a 30 minutos. El atemperado ayuda a que la carne se cocine de manera más uniforme, evitando que el exterior se cocine demasiado mientras el interior permanece frío. Además, contribuye a mantener la jugosidad de la pieza.
Al igual que con otros métodos de cocción, precalentar la freidora de aire es un paso crucial. Al hacerlo, se asegura que la carne entre en contacto inmediato con una temperatura adecuada, lo que facilita el sellado de la superficie.
Este sellado inicial ayuda a retener los jugos naturales de la carne, resultando en una textura más tierna y sabrosa. Quizá este sea el error más habitual. Colocar la carne en el cestillo en frío, hará que la carne se cueza. Evidentemente, no va a emular nunca al juego que daría la plancha o la fritura.
Cada tipo de carne y corte requiere una combinación específica de temperatura y tiempo para alcanzar el punto deseado. Generalmente, una temperatura entre 180°C y 200°C es adecuada para la mayoría de las carnes en la freidora de aire.
Es importante no sobrecargar el cestillo, permitiendo que el aire caliente circule libremente alrededor de la carne para una cocción uniforme. Además, es recomendable voltear la pieza a mitad del tiempo de cocción para garantizar un dorado parejo.
Una vez finalizada la cocción, es esencial dejar reposar la carne durante unos minutos antes de cortarla. Este reposo permite que los jugos internos se redistribuyan, evitando que se escapen al realizar el corte y garantizando una experiencia más jugosa y sabrosa al paladar.
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