Bueno, bonito y barato, además de veraniego. Si España se tuviera que encomendar a una trinidad con la que conquistar el mundo a través de platos mil veces replicados está claro que el gazpacho estaría allí. Compartiendo podio con la tortilla de patatas y la paella, evidentemente.
La exigencia de un gazpacho casero es poca, el precio más que competitivo y el resultado, amén de inmediato, difícilmente no sea satisfactorio. Pocos platos (o bebidas, que no está claro el dilema) demandan menos tiempo, esfuerzo y dinero. Sin embargo, parece que ni el gazpacho se libra de que lo metamos en la lista de la compra.
Por eso, no nos extraña que a pesar de tener un puñado de recetas de gazpacho en Directo al Paladar, incluyendo la icónica del gazpacho andaluz y versiones alternativas, como el de fresas o el de cereza, aún optemos por encaramarnos al lineal del supermercado.
Cuestión de gustos, pero la realidad es que hace años veíamos pocas referencias en nuestras tiendas a la hora de hablar de gazpachos 'industriales', generalmente en brik y la mayoría de ellos pasteurizados.
La moda del gazpacho prémium
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, como si de setas en otoño se tratasen, los gazpachos gourmet (o prémium, o pijos, o caros, o delicatessen, o de lujo, o cómo queramos llamarlos) se han puesto de moda.
Tanto es así que, evidentemente, el chapoteo de nuestro rojizo amigo ha salpicado a los grandes chefs, como es el caso del gazpacho de tomate rosa de Pepa Muñoz con Lidl, o a la pequeña pantalla, donde no hace falta recordar que hasta la popularísima Belén Esteban se ha metido en la cocina para traernos Sabores de la Esteban, gazpacho y salmorejo mediante.
A mí, que no me las voy a dar de más papista que el Papa respecto a lo culinario y no negaré que alguna lata o precocinado cae por casa, me extraña el predicamento del gazpacho industrial. No porque pueda ser de peor calidad -que veremos ahora-, sino porque no entiendo el ahorro o la necesidad.
Los gazpachos prémium no suelen bajar de los tres euros por botella (de litro, o de 750cl), dinero que con el que de sobra podemos comprar tomates, pepino, un dientecito de ajo, algo de sal y añadirle el aceite y el vinagre que tengamos por casa.
Y tampoco me convence el argumento del trabajo que da. Si tenemos Thermomix o robot de cocina (por cierto, lógicamente tenemos receta de gazpacho en Thermomix) o una batidora potente, el gazpacho se hace en un periquete y los vasos batidores no son difíciles de limpiar.
Podría comprar la teoría de otros precocinados más complejos de elaborar (sin ir más lejos, cualquier guiso que requiera horas o unas sencillas croquetas), ¿pero un gazpacho? Añades tomate troceado; pepino, pimiento y ajo (si te gustan), aceite, vinagre, sal y emulsionas. Luego puedes engordarlo con una pizca de pan, o adelgazarlo con agua, pero pensar que el gazpacho es fatigoso me parece un chiste.
Sea como fuere, más allá de las marcas blancas -que también tienen gazpachos dignos-, la diana la ponemos hoy en esos gazpachos que superan con facilidad los tres euros por litro y en los que uno no sabe siempre a qué se enfrenta.
Un gazpacho industrial para conquistarlos a todos
No es El Señor de los Anillos, pero evidentemente las grandes marcas buscan una fórmula magistral para contentar al mayor número de consumidores posibles. Motivo por el cual los gazpachos del súper tienden a ser planitos.
Con planos me refiero a que sus aceites no son muy sabrosos y, por supuesto, que estén subidos de ajo, de pepino, de vinagre e incluso de cebolla o de comino les penaliza. Por suerte o por desgracia para el que les escribe, les he de confesar que prefiero los gazpachos bravos.
Cada uno lo que ha visto en su casa, claro, y en la mía el pepino estaba bien presente, el ajo se dejaba sentir y el vinagre -que se echaba a casi todo- plasmaba su impronta en el gazpacho.
Como nota aclaratoria, he de decir que el gazpacho de mi casa, pergeñado por mi abuela Edesia (gallega, pero que borda cualquier cocina), se trituraba con el pasapurés y era grumoso, lejos de la emulsión, y al que un trozo de tortilla de patatas y una sardina frita le iba de maravilla.
Nostalgias aparte, mi confesión tiene sentido para explicar que quizá mi paladar esté viciado entre recuerdos y potencia, pero que me han permitido ir afilando el tiro cuando he catado otros gazpachos.
Los motivos, sin arrepentimiento, justifican que no me hacen especial gracia los gazpachos planos (tampoco los ácidos, ojo), pero tampoco los excesivamente emulsionados, que se acerquen más a la crema que a la bebida que debe ser, y que tampoco me causan agrado los encharcados en aceite -menos aún si este da sensación de atroje-.
La cata de los seis elegidos
Ser salomónico cuando se habla de gazpachos es difícil, y más aún para poner el listón gourmet en alguna parte, que en este caso lo hemos elevado con la cantidad de tomate y hortalizas (todos más de un 85%), con el precio (alrededor de los tres euros por litro), que sea accesible en una gran superficie y que su envase sea transparente.
Manías aparte, más aún cuando hablamos de producto fresco, ver el contenido de cualquier producto me parece primordial y sobre todo en el caso del gazpacho, donde comprobamos emulsión y frescura en el aspecto exterior.
Con esa base, en una escala del 1 al 10, las puntuaciones las he establecido con 4 puntos por el sabor, 2 puntos por la textura, 2 puntos por el color y el aspecto, y 2 puntos por el aroma.
Dicho esto, los seis elegidos han sido (por orden alfabético de la marca).
- Alvalle, gazpacho Original
- García Millán, gazpacho fresco con aceite de oliva extra
- Origen y tradición®, gazpacho de tomate rosa de Pepa Muñoz
- Salsas de Salteras, gazpacho fresco andaluz no pasteurizado
- Sabores de la Esteban, gazpacho fresco
- Santa Teresa, gazpacho fresco aliño premium
Alvalle Gazpacho Original
Si hablamos de gazpachos industriales, a casi todos se nos viene esta marca, que además ha poblado los lineales con multitud de variedades, incluyendo remolacha, almendras o sandía. En este caso, de lo purista, el más gourmet es Gazpacho Original.
A pesar de que en su composición hay elementos que no sabemos qué pintan en un gazpacho, como puede ser el pan rallado de arroz (sin duda, guiño para intolerantes al gluten), tenemos un gazpacho interesante porque no me parece plano.
Se deja notar el pepino en el olfato y en el gusto, tiene un buen regusto de acidez y, a pesar de esa pizca de pan, es bastante líquido. Además, a la vista se delata como un gazpacho no demasiado emulsionado ni muy aceitoso, lo cual me parece un plus. Como único pero, quizá diría que le veo corto de sal.
- Pros: precio, buen equilibrio del pepino y del ajo.
- Contras: corto de sal
- Nota: 6,5
- Posición: 2º
- Precio: 2,49€/750ml
García Millán, gazpacho fresco con aceite de oliva extra
Tenía bastantes expectativas puesto en este gazpacho que se encuentra fácilmente en los principales hipermercados de España, pero ha resultado decepcionante.
Para empezar, el color demasiado anaranjado que delata una emulsión demasiado intensa -y quizá a alta temperatura-, que también se delata con un olor a aceite potente, pero no fresco.
Tiene un punto de ajo rico y es sabroso, pero esa presencia invasiva del aceite le resta, además de la textura y el primer contacto con la nariz, que catalogaría como 'asalmorejado', si bien no tiene pan.
- Pros: sabor potente, buen regusto de ajo, bien emulsionado.
- Contras: demasiado intenso en el aroma del aceite y excesivamente naranja.
- Nota: 5
- Posición: 5º
- Precio: 2,69€/litro
Origen y tradición®, gazpacho de tomate rosa de Pepa Muñoz
Ya le probamos en su día por separado, pero hoy le ha tocado bailar con compañía y se ha desenvuelto con bastante soltura. Lo primero que llama la atención es la presencia del aceite, bastante elevada (8% del total), que se manifiesta en vaso y envase.
Sin embargo, en boca no se hace violento, más aún cuando podríamos calificarlo como pulposo, con una apariencia de haber sido triturado con más mimo y no tan intensamente.
En boca se convierte en un gazpacho amable, con un regusto a vinagre interesante y con bastante dulzura, a la que colaboran los pimientos y el propio tomate.
- Pros: regusto dulzón, buen equilibrio del vinagre y del ajo, textura interesante.
- Contras: de nuevo, mucha sensación de aceite a la vista y demasiada decantación si no se bebe rápido.
- Nota: 6
- Posición: 3º
- Precio: 3,29€/litro
Salsas de Salteras, gazpacho fresco andaluz no pasteurizado
Si sois un poco observadores, veréis que la foto de apertura tiene un par de parejas de botellas gemelas. Una de ellas es la que comparten García Millán y Salsas de Salteras, ya que esta última es la que elabora este gazpacho, presente en El Corte Inglés.
Para saciar la curiosidad previa, me he asomado a la etiqueta de ambos y he comprobado que los ingredientes se replican en ambos gazpachos y que la información nutricional es exactamente la misma, así que seguramente estemos ante el mismo gazpacho o, cuanto menos, uno muy parecido.
Irónicamente, este Salsas de Salteras me ha parecido aún más aceitoso que el García Millán, tanto en boca como la sensación de servicio y en el propio vaso. Demasiado emulsionado y con ese punto de salmorejo o porra que a mí no me convence en los gazpachos.
- Pros: buen equilibrio del sabor del tomate con el aceite y el vinagre.
- Contras: demasiado anaranjado y muy potente el aroma del aceite, que no resultaba limpio.
- Nota: 4.
- Posición: 6º
- Precio: 3,69€/litro
Sabores de la Esteban, gazpacho fresco
Aquí tenemos a la otra 'hermana gemela' en cuanto a botellas hablamos. Si cogemos el gazpacho de Pepa Muñoz y el de Belén Esteban veremos que la botella coincide. Y si ya miramos quién los elabora, salimos de dudas: la compañía murciana Vega Cool Company.
Desconozco el grado de implicación que la televisiva princesa del pueblo tiene con el gazpacho, pero he de reconocer que es un gazpacho aceptable, aunque vuelve a ser demasiado oleoso (también tiene un 8% de aceite, igual que el de Pepa Muñoz), que en el vaso y en la botella no queda bien.
Sin embargo, en boca es agradable, aunque peca de estar demasiado emulsionado. A pesar de eso, tiene cierto punch de pepino, vinagre y un ajo que se deja caer, hablamos de un gazpacho algo más bravo que lo industrial habitual, y eso lo agradezco. Aún así, la textura
- Pros: bien de textura, buen equilibrio de sabores intensos como el pepino, el vinagre y el ajo.
- Contras: demasiado anaranjado y demasiado aceite.
- Nota: 5,5
- Posición: 4º
- Precio: 2,99€/litro
Santa Teresa, gazpacho fresco aliño premium
Abulenses haciendo gazpacho, ver para creer, pero la realidad es que los platos preparados de Santa Teresa tienen justa fama y larga trayectoria como producto gourmet. También se paga, claro, ya que este es el gazpacho más caro (4,69€ por litro) de los seis convocados.
Presumen en su etiqueta de extracción en frío, el cual intuyo que sirve para no emulsionar demasiado la mezcla y no elevar la temperatura, lo cual multiplica las presencias invasivas del aceite.
Sin embargo, encontramos mucho equilibrio en este gazpacho dulce pero no empalagoso, con un carácter más líquido que denso y con un buen aroma a ajo, casi refrescante y no molesto.
- Pros: aroma limpio, buen color, buena textura y un punto goloso interesante.
- Contras: el precio.
- Nota: 8
- Posición: 1º
- Precio: 4,69€/litro
El consejo final
Lo primero que os recomendaría antes de comprar un gazpacho industrial es que os aventuréis a hacerlo en casa, sobre todo si es vuestra primera vez, porque os permite ir jugando con distintos sabores e ir conociendo vuestro paladar.
En ese caso, son pocas las claves que hay que dar para hacer un buen gazpacho: tomates jugosos y maduros, donde es mejor utilizar tomate pequeño -más concentrado y aromático-, que tomates muy grandes. En cualquier caso, si veis que os queda denso, añadid otro tomate o el agua de un tomate, no agua del grifo.
Dicho esto, el ajo siempre en entero (si lo picáis a cuchillo y vuestra batidora o robot no es muy potente, es posible que os lo encontréis). En tal caso, también podéis majarlo en un mortero o, si no queréis sentirlo demasiado, deslizarlo en entero solo para que perfume.
Pasa parecido con el pepino, que no solo aporta sabor, sino sobre todo agua. En caso de que busquéis pepinos no tan contundentes, lo podéis cortar y salar previamente, para que suelte amargor, y luego lo enjuagáis bajo el grifo.
Obviamente, usad un buen aceite, lo más fresco y joven posible, y también un buen vinagre -preferiblemente, de Jerez-.
Si aún con todo y con eso preferís comprar un gazpacho de 'botella', fijaos en la fecha de caducidad y en el lote (podemos topar con algunos que lleven más tiempo en el lineal), procurad que sea de envase transparente (puestos a comprar, que sepamos lo que compramos).
Además de eso, es conveniente que tengan una cantidad elevada de hortalizas (no compraría los que tienen agua como segundo ingrediente) y fijaos si están muy decantados cuando los compráis, señal de que se emulsionan en exceso.
Imágenes | Jaime de las Heras
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