Quienes nacimos entre las décadas de los 70, 80 y primeros 90 volvemos hoy en ataques de nostalgia a aquellos dulces que llenaban el patio del colegio y las merendolas después de clase, cuando la obesidad infantil no preocupaba tanto ni sabíamos qué eran los ultraprocesados. Pero también había clases en la bollería industrial en una época en la que desayunar a diario un Donuts era de privilegiados; muchos crecimos engullendo Dupis, la serie B del doughnut patrio.
La memoria es traicionera, y la asociada a la infancia mucho más. No quedan muchos rastros de los Dupis en las redes, que un buen día desaparecieron para siempre del mercado para nunca más volver. Pero basta con mencionar aquella época en un ejercicio de retronostalgia para que generaciones de españoles recuerden aquellos 'dónuts de los pobres', con recuerdos no exentos de contradicciones.
El paladar infantil no tiene demasiados filtros y es difícil juzgar a posteriori la calidad de un alimento que hoy rememoramos contaminado con esa agridulce nostalgia por la infancia perdida cuando éramos felices sin saberlo.
El intento de Bimbo para competir con Donuts
Desde el año 2016 pertenece a Bimbo España Donuts®, marca registrada en nuestro país en 1962 por su creador, Andrés Costafreda. Fundador de Panrico, Costafreda aprendió los secretos de la elaboración del doughnut americano en un viaje a Estados Unidos, aunque tuvo que adaptar la receta y elaboración a las restricciones nacionales de la época.
Hace por tanto menos de una década que los populares Donuts lucen el sello de Bimbo en una transición que el consumidor apenas habrá percibido, pues mantienen su identidad de marca con su logo, formato y gama de colores habitual. Bimbo, además, no es precisamente una empresa incauta y ha sabido abrazar la iconicidad de un dulce reconocible por prácticamente el país entero, celebrando incluso su 60 aniversario volviendo la vista atrás cuando este bollo era su enemigo a batir en el sector.
Porque hubo un tiempo en el que Panrico era la empresa líder absoluta en España de la industria alimentaria, fundada por las familias Costafreda y Rivera bajo el nombre de Panificio Rivera Costafreda S.L. en 1962, mismo año que se constituyó Donut Corporation para fabricar y comercializar su producto estrella, junto al pan de molde.
Bimbo, hoy Bimbo Iberia, nació apenas dos años después en Alcoy (Alicante), registrada como marca por la panadería Blayet. Durante décadas funcionó como filial independiente del mexicano Grupo Bimbo tras expandirse internacionalmente, y en España su máximo competidor era Panrico. Y, como suelen hacer las marcas que compiten por un mismo segmento, Bimbo creó su propio dónut, que bautizó como Dupis, que tanto españoles recuerdan sin ser conscientes del todo de cómo era ese goloso bollo de su infancia.
Más baratos ¿y peores?
Al abrir el baúl de los recuerdos en redes se disparan de pronto esos recuerdos de memoria colectiva, pero son confusos. La Gulateca rememoró precisamente este bollo a raíz del 50 aniversario de Donuts, generando cierto debate en los comentarios. Una discusión que se repite en conversaciones de X, diversos foros o plataformas -ya desaparecidas- de reseñas de productos por consumidores.
En lo que coinciden todos los comentarios de quienes recordamos, de una manera más o menos nítida, los Dupis, es en su precio notablemente inferior al de Donuts de Panrico, el considerado 'auténtico', genuino, original y algo privilegiado. El único de los bollos con agujero que podía llamarse así -legalmente- requería una mayor inversión económica familiar, tanto en hostelería como en las tiendas de alimentación. Además de ser más caros, los paquetes llevaban menos unidades, y en una época en la que las familias solían tener como mínimo dos churumbeles en edad de crecimiento, podía ser una ruina.
Las dudas surgen al ahondar en las calidades y características de cada marca. Para algunos, los Donuts eran claramente superiores, sin punto de comparación con las imitaciones baratas, pero otros defienden que los Dupis estaban más buenos y añoran con melancolía su desaparición súbita.
Es imposible hacer un juicio objetivo y válido a día de hoy. Habría que hacer una cata comparada de ambos dulces tal y como se fabricaban en la época y contraponer sus ingredientes e información nutricional, sometiéndolos a un análisis a ciegas por paladares que no crecieron en aquella época. Porque el contexto histórico y personal influye, y mucho, en nuestra memoria selectiva.
Hay quien comenta que los Dupis tenían un toque de limón y que eran menos dulces, sin el glaseado de Donuts, mientras que otros aseguran con vehemencia lo contrario, rememorando la capa azucarada que recubría al bollo de Bimbo, aunque la masa sí parecía ser menos empalagosa que su rival a batir. ¿Quién lleva razón? Puede que ambos bandos.
Porque recordemos que antaño estos dulces, que ya presumían de ser 'frescos' y horneados cada mañana en sus respectivas fábricas-obrador, se distribuían con menos cuidado que hoy en día. Bares, cafeterías, colmados y otras tiendas de alimentación recibían bandejas de Donuts y Dupis que se exhibían al aire en los mostradores, como los churros, para servirlos con un movimiento de pinzas metálicas al cliente para tomar en el local o para llevar. Tal y como ya reflejaba el anuncio de Panrico de los años 70, que hizo mítica la frase "¡Anda, los dónuts!". Para ir al cole, algo tan imprescindible como la cartera.
El problema de estos bollos es que pierden cualidades muy rápidamente una vez horneados, y eso ha sido siempre su virtud y condena. Buenísimos recién hechos, mazacotes al pasar los días. A diferencia de pastelitos industriales como el Tigretón o la Pantera Rosa, toda la familia de berlinas son productos de panadería, y su vida útil es mucho más breve.
El glaseado podía convertirse en un sirope pegajoso y luego secarse formando una costra
Lo cierto es que los Dupis también estaban recubiertos por una capa dulce que probablemente era algún menjunje de azúcar, jarabe de glucosa y fructosa, más bien un sirope almibarado que se tornaba más líquido o se solidificaba en una costra golosa según las condiciones de conservación. La masa era algo menos firme y, al licuarse ese almíbar, no era raro que el bollo te llegara más blandito si lo comías fresco, a menudo con las marcas en la base de la rejilla donde se enfriaban al salir de los hornos de Bimbo.
Si vivías en una zona de alta humedad ambiental y no conseguías gastar el paquete de seis unidades en 24 horas, los Dupis podían tornarse pegajosos con una capa exterior deliciosa para comer a pellizcos, dejando un corazón de miga más reseco y algo duro; nada que no pudiera solucionar un chapuzón en el tazón de leche.
La víctima de un duelo a muerte entre compañías
Con Donuts registrada como marca propiedad de Panrico, Bimbo hizo lo propio con sus Dupis en enero de 1970, nombre que se mantiene como marca nacional nominativa cuya propiedad sigue en vigor tras las renovaciones oportunas por parte de la compañía. A pesar de que hace años que los pobres Dupis desaparecieron de la faz de la tierra.
Permanecen como testimonios anecdóticos de aquellos bollos con agujero algunos vestigios publicitarios y regalos con los que Bimbo intentaba captar la atención del consumidor infantil, como utilizar a los Tres Mosqueteros o Tarzán como reclamo en anuncios no del todo inspirados. Los niños más avispados sabían que el dónut bueno era el de Panrico, el que salía por la tele y se repartía en aquellas icónicas camionetas amarillas. Pero nuestra madre, guardiana del presupuesto familiar, compraba Dupis, que eran más baratos y tenían más unidades por caja.
La publicidad de Dupis nunca tuvo la relevancia que consiguió Panrico con Donuts
El duelo se mantuvo durante años hasta que Panrico, otrora líder indiscutible del sector, empezó a tener problemas económicos, como tantas otras compañías de la alimentación en España tras un periodo de jauja y ampliaciones de capital, instalaciones y catálogo.
Fue Panrico quien introdujo en España a la cadena Dunkin' Donuts en 1990, y los herederos de Costafreda, tras la muerte del fundador, unificó los negocios creando el Grupo Panrico en 1999, entrando en el siglo XXI en una sucesión algo confusa de adquisiciones externas y ventas de acciones con varias compañías entrando y saliendo en la propiedad de la empresa, que además adquirió otras marcas de dulces como la gama de galletas de Artiach, la cual también acabó traspasando poco después.
Bimbo, mientras tanto, decidió dar por perdida la batalla Donuts-Dupis, pues el bollo redondo con agujero parecía ser el gran tótem irreductible de Panrico. Aunque no se iba a dar por vencida en esta guerra.
En 2009 Panrico tuvo la idea de cambiar el sistema de envasado de su niña bonita invirtiendo 35 millones de euros en envolverlos individualmente en plástico, pensando en aumentar así las ventas al alargar la conservación y reducir los costes de distribución. No fue una buena decisión; los Dónuts dejaron de tener ese aura de producto fresco recién horneado y el consumidor empezó a asociarlo más con algo industrial. Aunque hubo un intento de retomar los Dónuts "como los de antes", con la excusa del 50 aniversario, se mantuvo a la larga el formato de packaging que sigue hoy vigente, en paquetes de plástico de dos en dos.
Antes de unificarse como Grupo internacional, Bimbo, consciente de que el público usaba la palabra 'dónut' como producto genérico, intentó de nuevo comerle el terreno a su rival. En los primeros años del nuevo milenio lanzó un brevísimo formato de bollos sin nombre; un paquete de tres unidades vestido de dulce con historia y solera, pero sin denominación alguna . Ya no eran Dupis, pero tampoco eran dónuts, porque legalmente seguían sin poder serlo. Y el Tribunal europeo certificó que, efectivamente, 'Donuts' es una marca y no un alimento genérico, y solo Panrico podía usarla.
Al comprar Donuts a Panrico, Bimbo enterró para siempre los Dupis
¿Qué hizo entonces Bimbo? Pues la solución más sencilla: comprar los derechos a su eterno rival. La crisis económica de 2010 no ayudó precisamente al descalabro que sufrió Panrico con el cambio de envase y se vio obligada a vender su negocio al ya mexicano Grupo Bimbo en 2015, aunque después recuperaría su pan de molde, que ahora fabrica Adam Foods.
Así, desde hace menos de una década, los Dónuts son propiedad legítima de Bimbo, y eso supuso aniquilar cualquier esperanza de que los añorados Dupis tuvieran un heroico regreso.
Es más que probable que quienes recordamos el placer de aquel goloso dónut de serie B tengamos nuestra memoria alterada por esa traicionera nostalgia, la que nos engaña convenciéndonos de que cualquier tiempo pasado fue mejor, que las cosas de nuestra infancia sí que valían la pena. Pero algo tenían los Dupis para que, después de tantos años y con tantísimos productos de bollería industrial a nuestro alcance, nos acordemos de ellos con una sonrisa.
Porque el valor que damos a un alimento no se mide solo por sus cualidades organolépticas o nutricionales, también son parte de nuestra identidad cultural y de nuestra historia social particular. Cada generación tiene sus símbolos, y siempre nos deja una huella imborrable como individuos y como colectivo de una época concreta.
Fotos | Kyle Brinker - Serghei Savchiuc - todocoleccion -) Rachel McDermott - Donuts - Eduo
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