Aunque para que se considere que una persona cuente como turista en un destino el requisito que exige el Ministerio para contabilizarlo es que pase la noche o pernocte en destino, en mi opinión viajar sin descubrir la gastronomía local no es viajar.
Seguro que muchos de vosotros habéis hecho puente y habéis salido a pasar unos días por el pueblo de vuestros padres o abuelos, o habéis aprovechado para visitar las playas de la costa levantina o habéis estrenado la temporada de esquí en los Pirineos.
Sin duda habéis viajado, pero para mí, si no habéis aprovechado para tomar un lechazo asado, una buena paella valenciana o una olla aranesa, por seguir los ejemplos, es como si no hubieráis viajado.
Viajar al extranjero y probar los platos locales
Una de las primeras cosas que la gente me pregunta cuando regreso de un viaje, -como sabéis también soy editor de Diario del Viajero- es "¿qué tal se come allí?" Y es natural porque la actividad de comer la realizamos todos los días, haga frío o calor, llueva o nieve, y además lo hacemos tres o más veces cada día.
Por ese motivo, al hablar de un viaje es conveniente incluir entre la información necesaria la relativa a la gastronomía local. Así los que nos preguntan o nos lean, podrán beneficiarse de nuestras experiencias y probar en los sitios que nosotros hemos recomendado.
Al viajar al extranjero, no tiene mucho sentido buscar restaurantes españoles y comer nuestra comida tradicional. Para tener una experiencia real, es mejor hacer inmersión en la cultura local y probar sus productos locales.
Mis recuerdos de Noruega serían muy distintos si no hubiera aprovechado para probar el King Crab o cangrejo real, e igual me habría pasado en Malta sin comer sus productos locales o en Israel si no hubiera ido al mercado de Jerusalem a probar su gastronomía.
Igual podría decir de otros viajes de los que os he hablado, incluso antes de colaborar con Diario del Viajero porque la gastronomía y los viajes han sido siempre mis dos grandes pasiones y no tendría sentido ir a Roma y no probar sus platos de pasta, o viajar a Lisboa y no probar la feijoada o los pasteis de Belem.
La gastronomía local
Tanto en los viajes dentro de España como en los viajes al extranjero, tenemos una gran oportunidad de enriquecernos gastronómicamente descubriendo productos y guisos locales, así como otras formas de cocinar alimentos que ya conocemos.
Además de la posibilidad de aumentar nuestro conocimiento gastronómico, es que hay platos que solamente se encuentran en algunos lugares y o los pruebas allí, o no tendrás ocasión de probarlos.
Nada como un plato de curry en la India para saber lo que es de verdad el curry, o un gofre en Bélgica o unas patatas fritas con sus cervezas locales, o por poneros otro ejemplo, o comes carne de orix en Namibia, o te quedarás sin probarla, ya que es difícil encontrarla en nuestro país.
Al igual que cuando viajamos sabemos que tenemos que visitar tal museo o tal monumento, entrar en la catedral o fotografiar ese paisaje irrepetible, es imperdonable no aprovechar un viaje para conocer la gastronomía local.
Además del disfrute que supone probar sus platos, también fijaréis otro recuerdo casi imborrable en vuestra memoria, que asociaréis siempre al recuerdo del sabor y el aroma, una parte muy importante de vuestra memoria gustativa.
Esto no quiere decir que tengáis que comer cualquier cosa cuando viajéis por España o cuando salgáis al extranjero, sino que estéis abiertos a probar otros platos, descubrir (y comprar) especias diferentes, y aprender a distinguir los platos tradicionales de cada lugar.
Hay que entender que la gastronomía es parte de la cultura, y que cuando viajamos, debemos aprender a sumergirnos en la cultura local. Por todo esto, creo que viajar sin descubrir la gastronomía local no es viajar, en sentido estricto.
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