Atrás quedaron los días en que la leche de avena era un producto de nicho. Hoy en día, la bebida vegetal de avena, junto con otras alternativas de origen vegetal, se pueden encontrar en la mayoría de las tiendas, supermercados y cafeterías. Tan populares son, que a veces parecen opacar la leche de vaca clásica.
Existe una gran variedad de bebidas vegetales y se pueden elaborar a partir de cereales, legumbres y semillas. Tienden a ser más fáciles de digerir que las animales y cuentan con un sabor más dulce que la leche, y una consistencia más suave.
La leche de avena es una buena opción para las personas con ciertas alergias e intolerancias alimentarias, ya que naturalmente está libre de lactosa, nueces y soja. Y si está hecha con avena certificada sin gluten, también es apta para aquellas personas con intolerancia al gluten.
Además de sabrosa, la alternativa vegetal trae consigo todos los beneficios de la avena, y una serie de vitaminas que ayudan al sistema inmunológico a evitar infecciones y enfermedades. Por su riqueza en fibra y en betaglucanos, es una fuente confiable, para mantener bajo control el colesterol y sana la flora intestinal.
Debido a su creciente popularidad, son muchos los fabricantes que cuentan con su versión en las tiendas y/o supermercados. Pero muchas veces están llenas de espesantes, edulcorantes artificiales, azúcares o conservantes no deseados. Hoy en día, existen máquinas bastante eficientes para hacer leches vegetales pero una manera muy sencilla, saludable y económica es usando una bolsa de algodón, de tela o un paño limpio. Diseñadas específicamente para la labor, permiten filtrar el ¨zumo¨ dejando pasar la leche y sus nutrientes. Y como beneficio adicional, hacerla en casa es aún más económico para un resultado fresco y personalizado.
Para esto, todo lo que necesitas es una licuadora de alta velocidad, un paño o bolsa de tela vegetal y avena, y en 15 minutos la tendrás lista. Eso sí, ten en cuenta que se recomienda dejar en remojo por 8 horas, y luego descartar el agua. El remojo ayuda a duplicar el contenido de minerales presentes en la avena, como el calcio y la fibra.
Ingredientes para 1 litro de leche de avena:
- 150 g de avena en hojuelas (de preferencia integral)
- 1 litro de agua filtrada fría
- Pizca de sal (opcional)
- Endulzante (opcional)
Al día siguiente, escurrir la avena, desechar el agua y enjuagar bajo el grifo del agua. Luego volcar en una licuadora de alta velocidad junto con el agua filtrada y el endulzante o sal (de utilizar).
Mezclar a alta velocidad hasta que esté completamente suave e integrada, aproximadamente por 2 minutos, hasta que no haya avena visible. El truco está en romper las hojuelas, para un resultado cremoso. Con ayuda de un cucharón, eliminar los sedimentos que lleguen a la superficie.
Luego, colocar una bolsa de tela vegetal (o un paño o un colador muy fino) sobre un frasco o botella de boca ancha. Verter el líquido para comenzar el filtrado y separar la leche de los restos de avena. Con ayuda de las manos, apretar la bolsa para aprovechar hasta la última gota. El excedente es la leche de avena.
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Si buscas una consistencia de leche bien fina, repetir el proceso de filtrado 2 a 3 veces y lo contrario, si optas por una consistencia más grumosa.
La pasta sobrante que queda en la bolsa no la deseches. Conocido como bagazo, puedes sumarlo a tus comidas para un plus de fibra y de textura en las tortitas, galletas de avena, hamburguesas, pizzas y bizcochos.
Al momento de consumir, ya que las leches vegetales se sedimentan una vez preparadas, es ideal agitar antes de servir, para aprovechar mejor el contenido.
Esta receta es la fórmula básica, pero puedes agregarle sabor con ingredientes como cacao en polvo, canela, dátiles, esencia de vainilla o escamas de coco.
Al ser un producto 100% natural y sin conservantes, la duración es limitada y depende en gran parte, de la frescura de los ingredientes, la pureza del agua y de cómo sean conservadas. La duración promedio es de unos 2 a 3 días (si bien pueden durar unos días más), bien tapada en una botella de vidrio en la nevera.
Apta para tomar fría o caliente, se puede usar como ingrediente principal para preparar un nutritivo porridge o un chia pudding para el desayuno, y diferentes recetas de pastelería o postres como arroz con leche de avena o natillas, para un plus de nutrientes y sabor delicado.
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