Un manotazo duro, un golpe helado... Así podría definirse, en términos elegíacos de Miguel Hernández, el contundente frenazo que la economía española ha sufrido por la llegada del coronavirus y el subsecuente estado de alarma y las medidas de confinamiento.
Con su llegada hubo que decir "adiós" a la normalidad, adiós a los primeros conatos de la primavera y con ello despedirse de bares, restaurantes y terrazas, los santuarios del ocio español.
Ahora la situación se reconduce a tímidos pasos en la bautizada como "nueva normalidad" pero el parón insospechado ha provocado que la velocidad de crucero no se vaya a recuperar de inmediato.
Allí, en los bares, no están solos y son muchos los sectores que han sufrido las mismas consecuencias. Uno de ellos, de gran relevancia económica y social en España, es el del vino, que se encuentra en un cruce de caminos peligroso entre lo que no se ha vendido bien durante estos meses y la proximidad de la cosecha de este año, sobre la que hay que tomar medidas.
El confinamiento: un lastre sobre la hostelería y sobre el vino
La mayor parte del vino español se consume y vende en el canal Horeca (hostelería, restauración y cafeterías) y prueba de ello son los datos que Rioja, Ribera del Duero y Rueda, las tres denominaciones de origen nacionales por mayor volumen de negocio, presentan.
El aumento de la venta online no es ni de lejos suficiente para compensar el cierre de la hostelería
Para la DO Rueda, el canal Horeca supone un 65% de su facturación; para DO Ca Rioja se trata de un 50% y para la DO Ribera del Duero significa un 60%. Como vemos, aunque luego cada bodega es un mundo, el canal Horeca es el gran caballo de batalla de la distribución de vino nacional. Ha habido repuntes, tanto en el canal offtrade como en la propia venta online pero no son suficientes para equilibrar las pérdidas ocasionadas en la hostelería. Unas cifras que no se limitan a España, ya que el parón hostelero es total y salpica también a las exportaciones.
"Antes del Covid19, la venta online de los vinos DO Rueda suponía un 1% de la facturación total y ahora estamos entre el 2% y el 3%", sostiene Santiago Mora, director general de DO Rueda (auspiciando 72 bodegas). "Es un cambio que viene para quedarse y es una oportunidad que tienen las bodegas para potenciar su marca y de afianzarse con el consumidor pero no es suficiente", ilustra. Algo en lo que también incide Vicente Orihuela, director general de la cooperativa Bodegas Cuatro Rayas, que representa entre un 18% y un 20% del total de botellas de la DO Rueda.
"Empezamos con el online el año pasado y con esta crisis se han disparado los pedidos, tanto en Amazon como en la página web", sostiene. Una tendencia al alza que en su caso también se consolida con una fuerte implantación en el canal de alimentación.
"Nuestra facturación está dividida en tres grandes pilares de forma muy similar: alrededor de un 30% en canal horeca, que es lo que ahora está a cero; otro 30% de alimentación, y otro 30% entre elaboración para otras marcas y exportación", ejemplifica.
Una situación que les permite, aunque tocados, tener un refuerzo durante esta crisis. "Nuestra botella icónica naranja del Cuatro Rayas Verdejo ha crecido en alimentación un 110% en el mes de abril", comenta. Un logro que, explica, "tiene que ver con diversificar el negocio y los distintos canales.
Ciertas semejanzas incluye la tesitura de Protos, a nivel bodega, que cuenta Carlos Villar, vocal del Consejo General de DO Ribera del Duero (donde hay 284 bodegas) y director general de Bodegas Protos. "Aunque hemos tenido una bajada de ventas totales de un 50%, el online ha crecido. Hemos pasado del 1% a datos que ahora están entre el 5% y el 6%", agrega. Mejoras pero, evidentemente, insuficientes para cubrir la situación actual.
En ese tirón del propio canal online, José Luis Lapuente, director general de DO Ca Rioja (la DO con más bodegas, más de 600), cree "se trata más de hábitos que de medios. Crear un sistema de venta online no es complicado pero aún hoy es una cuota de nicho [se sitúa entre un 2% y un 3%] que tiene que ver más con el patrón de consumo que con la propia tecnología", remarca.
La necesidad de ayuda pública
España cuenta con la denominada PASVE, un acrónimo bajo el que se desgranan las siglas Programa de Ayudas al Sector Vitivinícola Español, que lleva varios años funcionando, también sostenido con fondos europeos, y que ahora cobra más relevancia con las incertidumbres que rodean al vino.
De momento, la cuantía del PASVE 2020 llega a los 74,9 millones euros (una cantidad que sale del propio fondo PASVE, sólo que de otras partidas que no se podrán gastar en 2020), muy lejos, por ejemplo, de los 140 millones que Francia destinará solamente a destilación de crisis (comprando dos millones de hectolitros de vino sobrante).
Las bodegas se enfrentan al desplome de ventas de la cosecha de 2019, y las dudas sobre la cosecha de 2020, con tres soluciones sobre la mesa, que no gustan por igual a todas las bodegas:
1. Cosecha en verde o vendimia en verde
No se debe confundir con la poda en verde o la vendimia. Esta solución implica la destrucción de racimos durante la primavera, cuyo pago asumiría el Gobierno, y significaría que no hubiera cosecha. Dependiendo de las primas ofrecidas por el PASVE, algunas denominaciones de origen podrían plantearlo como una solución para no tener excedentes y limitar la previsible bajada de precios. Dentro de la PASVE, la decisión de la cosecha en verde debe ser tomada antes del 30 de junio. Además, habría que valorar si implica descalificar toda la parcela o sólo una parte. En ese mismo sentido, dentro de la PASVE es la partida con menor dotación presupuestaria.
2. Destilación de crisis del alcohol para subproductos
Ya hemos visto como diferentes bodegas han utilizado vinos para elaborar, por ejemplo, geles hidroalcohólicos. El problema de esta solución está en tarifar muy barato el litro de vino, algo que no se contemplaría en zonas de vinos con alto valor añadido. Esta solución, de nuevo, implicaría un criterio valorativo del bodeguero y en no ser obligado a ella. El conflicto está en ver la valoración por litro, ya que no será lo mismo un vino con DOP que uno que no la tenga.
3. Almacenamiento privado.
Consiste en no poner un stock de vino en el mercado para que el precio no baje por la abundancia de oferta. En este caso, el almacenamiento privado, según el borrador del último real decreto, podrá ser estructurado entre 6, 9 y 12 meses para los vinos tintos y 6 para los blancos, sólo pudiendo adscribirse a ello los vinos que estén dentro de una DOP. En la actual propuesta del Ministerio es la opción que menos cantidad presupuestada tiene. En otros sectores, como el del aceite, ya se han hecho almacenamientos privados. Sin ir más lejos, el año pasado.
La diatriba está en el límite marcado y defendido por productores que argumentan que los vinos perjudicados son aquellos que se encuentran más implantados dentro del canal Horeca, que no tienen las mismas características que los de zonas más productivistas, más orientados a graneles.
Razón por la que también desde las distintas denominaciones de origen e incluso algunas Consejerías autonómicas de Agricultura, se insta a tomar medidas territorializadas y que tengan en cuenta el carácter y comercialización de los vinos de la región.
La cosecha de 2020, a distinta velocidad
El sector del vino y su atomización impiden que unas medidas generales satisfagan por igual a los distintos agentes, ya que sus vinos tienen unas características en el mercado bien diferenciadas que pueden hacer temblar más sus estructuras.
Éste es el caso de la DO Rueda (que alberga 72 bodegas), caracterizada por sus vinos blancos del año con una gran rotación comercial, con predominancia de la uva verdejo. "El 95% de los vinos que salen con la etiqueta Rueda son blancos jóvenes del año", atestigua Santiago Mora.
Para las DO con predominancia de vinos jóvenes, el almacenamiento privado no es una solución viable
"Se van a generar excedentes y se necesitan soluciones ambiciosas", explica. Por eso, de las respuestas sobre la mesa no todas son satisfactorias para esta DO castellano-leonesa. Sobre todo las que tienen que ver con el almacenamiento privado, ya que las bodegas de Rueda, al funcionar con stocks prácticamente anuales no disponen de él. La identificación del vino de Rueda como joven y del año provocaría así unos excedentes difíciles de comercializar en posteriores campañas.
Razón por la que la vendimia en verde, si se ajusta a unos precios admisibles por la DO y las bodegas, puede ser una buena solución. "Sin embargo, será valorativo y debe ser siempre a criterio de la bodega, que será quien decida si quiere cosechar en verde y no producir vino este año", argumenta.
De ello habla Vicente Orihuela también, que explica la ventaja añadida que tiene una cooperativa como Cuatro Rayas para el viticultor: "Nuestros socios saben que vamos a recoger la uva de la cosecha 2020 en su totalidad, que es una garantía", indica. "Por lo tanto, no haremos cosecha en verde, aunque sí puede que nos acojamos, según las condiciones, a la destilación de crisis o al almacenamiento privado", refuerza.
Aunque el año pinta negro, la situación no es tan dramática en otras regiones. Así lo explica José Luis Lapuente desde DO Ca Rioja: "Nosotros tenemos capacidad de almacenamiento para cinco cosechas, por lo que se trataría de ver las condiciones de la cosecha en verde", cuenta.
Pero, en este caso, la disputa se da entre bodegueros y vitcultores, que no siempre tienen los mismos intereses. En una carta firmada por ARAG-ASAJA, UPA Rioja y UAGR-COAG (las tres organizaciones de agricultores más importantes de La Rioja), destinada a la Consejería de Agricultura, se pide una defensa exigente de la cosecha en verde ante el Ministerio de Agricultura.
Los intereses cruzados conforman un amplísimo espectro que impide tomar decisiones salomónicas desde el ministerio
Los agricultores piden que el precio de la cosecha en verde, que implica la destrucción total del racimo, se sitúe "entre los 3.000 y los 4.000 euros por hectárea", lejos de los 1.226€/ha que ha transmitido la Consejería.
Medidas que, como se recogen en larioja.com en declaraciones de Fernando Ezquerro, presidente de la Federación de Cooperativas de La Rioja (FECOAR), deben repercutir "a las denominaciones de origen como Rioja, que somos las que hemos perdido cuota de mercado, y deben ser para una crisis real por el COVID-19, no por otra cosa".
Estos intereses cruzados conforman un amplísimo espectro que impide tomar decisiones salomónicas desde el ministerio, ya que soluciones como la cosecha en verde no serán rentables dependiendo del precio por hectárea en denominaciones como Rioja o Ribera del Duero; el almacenamiento privado no será factible en Rueda por falta de espacio y la destilación de crisis dependerá del precio al que se pague el hectolitro. Todo ello sumado a que debe ser una decisión que corresponda al bodeguero y al viticultor y que no tenga que involucrar a toda la DO.
En todo caso, los tres representantes, aluden a la necesidad aumentar los medios y la liquidez de las bodegas y los viticultores. "En DO Ca Rioja hemos reducido las cuotas al socio para que tenga un alivio financiero, en un momento en el que lo que se debe hacer es maximizar fondos", arguye José Luis Lapuente.
"El camino está en dotar de recursos al bodeguero y al viticultor ahora que no hay mercado y prestar atención a los excedentes que va a generar la próxima cosecha", razona Santiago Mora.
Unas decisiones que deben ser consensuadas pero que no deben postergarse porque la vendimia, aún en septiembre, no tiene tanto margen de maniobra. "Si cosechamos en verde, se debe hacer en mayo y junio", añade el director general de la DO Rueda. Matices que se suman a lo que comentó Carmen San Martín, presidenta del consejo regulador de la DO Rueda, que en declaraciones a Europa Press aseguró que "están en juego dos cosechas, la de 2019, que no se ha vendido todavía, y la de 2020, que se recogerá en septiembre".
La importancia del temporero
A día de hoy y con las previsiones de movilidad reducida, incluso en el espacio europeo y con ciertos temores en el aire, la propia cosecha de 2020 implica un escenario de incertidumbre con los temporeros. Y no sólo por la propia vendimia, que se produjera desde finales de agosto, sino también de otros trabajos en el campo como la poda en verde, que se realiza durante el mes de mayo.
En algunas DO la mitad de los temporeros son extranjeros, que nadie sabe si podrán trabajar en los próximos meses
En las tres denominaciones de origen son importantes, sobre todo de esos migrantes de otros países de la Unión Europea y de los países del Magreb, para cubrir la vendimia, aunque en algunas zonas afecta más que en otras.
"El 90% de la vendimia en Rueda se realiza de forma mecánica. Aunque el otro 10% [unas 2.000 hectáreas] se vendimia a mano. Sin embargo, la poda en verde necesita mano de obra y la hipotética cosecha o vendimia en verde, también", indica Santiago Mora
Las cifras varían si cambiamos de zona, como en Rioja. "El 60% de nuestro viñedo se vendimia de forma manual", ilustra José Luis Lapuente, que en términos de terreno significa alrededor de 36.000 hectáreas de vendimia tradicional.
Datos que se suman a una necesidad ya recurrente de esta mano de obra. "Alrededor del 50% de los temporeros que trabajan en la vendimia de Ribera del Duero (unas 20.000 hectáreas de las casi 24.000 de la DO) son extranjeros", cuenta Carlos Villar. Un porcentaje elevado que, recuerda, "ya suponía problemas de contratación en el pasado y que ahora se mantendrá".
Un enoturismo distinto
Aunque en la cuenta de resultados el enoturismo no es el principal vector, sí es una forma de hacer marca y de hacer venta directa, fidelizando al cliente. El Covid19 ha acabado con ello, al menos temporalmente, además de implementar medidas sanitarias a medio plazo que lo tengan a raya.
"En Protos recibimos 40.000 visitantes al año, lo que supone un 4% de la facturación total y nos permite llegar al cliente final", ejemplifica Carlos Villar, que también cuenta cómo afectará al futuro: "Habrá que apostar por un turismo más nacional a corto plazo y también por recorridos más exteriores, donde haya más espacio, como los viñedos", ilustra.
Una nueva realidad que también topará con las medidas de aforo o las necesidades de, por ejemplo, desinfección, que no serán iguales en los recorridos dentro de las bodegas. "Las catas también cambiarán y deberán ser sentadas, con menos gente para poder mantener la distancia", cuenta.
De ese 'hacer marca' también saben bastante en la DO Ca Rioja. "En 2019 recibimos a 860.000 visitantes, de los que un 70% eran españoles", cifra José Luis Lapuente. "Aunque a día de hoy el enoturismo, en términos totales, no tiene un peso determinante pero no es desdeñable, tiene una gran influencia en la propia confianza del consumidor", explica.
"Más de 200 bodegas ofrecen experiencias enoturísticas y surgirán apuestas nuevas, relacionadas con un turismo congresual o prémium", cataloga. Aunque ante todo reivindica el compromiso y la confianza que la propia DO Ca tiene con el cliente. "Hemos lanzado el hashtag #TeMerecesUnRioja para demostrar que seguimos siendo ese vino cercano, presente en el ideario de muchos".
Imágenes | iStock/Pixabay/ Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero/ Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada Rioja/Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rueda/ Bodegas Castelo de Medina y Bodegas Campo Elíseo
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