Como tantas personas que viven lejos de su tierra natal, aprovecho cualquier ocasión para regresar a visitar a mi familia, y las vacaciones de verano son una época ideal para ello. Así que estos días de los estoy pasando de nuevo en la casa de mis padres, rodeada de familiares y amigos. Y compartiendo momentos con ellos me he dado cuenta de cómo la intolerancia a la lactosa es algo cada vez más visible y normalizada en nuestra sociedad.
Hoy parece lejana la época en que apenas nadie sabía de qué se trataba cuando se nombraba esta condición, y sin embargo no hace tanto tiempo. Pero por suerte parece que las cosas han cambiado muy rápidamente y en pocos años la sociedad en general ha aprendido a conocer y convivir con ella. Y personalmente, me alegra poder comprobarlo entre mis amigos y familiares.
La leche, fundamental en todas las etapas de la vida
Haciendo memoria, en mis recuerdos de la infancia la leche y los productos lácteos siempre han estado presentes en los hogares como parte fundamental de la dieta de una familia. Ya fuera un vaso de leche para mojar las galletas, una taza caliente con chocolate, un batido para merendar o para tomar los cereales; la leche y los niños siguen formando una pareja muy icónica de una infancia saludable.
También en los adultos sigue teniendo una presencia fundamental, ya que es muy beneficiosa para todas las edades. Pero es que además quién puede negar la importancia de la leche con el café de la mañana, o un buen vaso caliente con miel por la noche si tenemos la garganta fastidiada o necesitamos ayuda para conciliar el sueño.
Sea como sea, además de sus positivas cualidades nutricionales, la leche nos acompaña a lo largo de nuestra vida e incluso la podemos asociar a momentos especiales y recuerdos concretos. Pero aunque fuera extraño, seguro que muchos hemos conocido a alguien que afirmara: “a mí no me gusta la leche”.
La intolerancia a la lactosa, cada vez más integrada
Más allá de gustos particulares, en los que por supuesto no me meto, conozco varios casos de personas que han rechazado la leche incluso a edades tempranas, pero más que por preferencia ha sido porque les sentaba mal. Eran intolerantes a la lactosa sin saberlo, y por eso eliminaron los lácteos de su dieta. Y eso es algo peligroso para la salud si no se compensa con la ingesta de otros alimentos que eviten la carencia de ciertos nutrientes esenciales, como el calcio.
Pero como comentaba al principio, me alegra ver que esa situación está cambiando. Muchas de las personas que me rodean han descubierto que eliminando la lactosa de su dieta, y no los lácteos en sí, tienen digestiones más ligeras y disfrutan más de lo que toman. Algunos diagnosticados, otros no, pero todos saben ahora que lo que probablemente les hacía rechazar la leche, era que no podían digerirla bien.
Y así hemos compartido experiencias, ideas e impresiones sobre nuestras dietas, productos lácteos y recetas, y me reconforta poder hablar con cualquier persona de términos como lactosa y lactasa y que no me miren con cara rara. En pocos años la sociedad está tomando conciencia de qué es la intolerancia a la lactosa y cómo se puede convivir sin problemas con ella, con productos adecuados como la gama de Kaiku sin lactosa. Y es que la información y el conocimiento sobre nuestro cuerpo y nuestra salud es vital para sentirnos bien con nosotros mismos en nuestro día a día.
Fotos | Dinner Series, Yellow Sky Photography,
Liliana Fuchs es una joven murciana que se trasladó a Madrid después de licenciarse en Historia de arte. Hace años le detectaron intolerancia a la lactosa pero eso no ha impedido que siga disfrutando de una de sus pasiones, la cocina rica y saludable. Actualmente es editora en Directo al Paladar