Esta mañana a las diez, a una hora rara para ir al cine, tuve la oportunidad de ver un pase previo de la película Omnívoros, un thriller sobre las cenas clandestinas que trata temas tan polémicos como el del poder del dinero, el lujo, el canibalismo o la falta de moral de la sociedad más pudiente.
La película, que será estrenada el próximo día 20 de septiembre en nuestro país, es sin duda una película arriesgada, y resulta difícil encasillarla en un solo género. Podría decir que es un thriller, pero también tiene puntos de película policíaca, tiene algunas escenas que podemos considerar gore y otras que resultan divertidas e incluso cómicas.
El ambiente de la película, por momentos me recordó a Tesis de Amenábar, a algunas escenas de la genial Delicatessen o incluso de otras películas como El silencio de los corderos o Hostel. Lo que Omnívoros desde luego no es, es una película sobre gastronomía, aunque el protagonista sea un crítico gastronómico o aborde el tema de las cenas clandestinas de alto lujo.
Las cenas clandestinas
Estas cenas clandestinas, celebradas en casas de particulares que cocinan para sus invitados sin tener licencia de restaurante, son un fenómeno creciente tanto en los Estados Unidos como en Europa y también en nuestro país.
Obviamente, yo nunca he ido a cenas clandestinas con precios tan absurdos por lo exorbitantes como los que sugiere la película, aunque sí he estado en dos casas que ofrecían cenas o reuniones para amigos, o que se alquilaban como los "paladares" de Cuba o donde uno organizaba el evento como cena temática, o centrada en un ingrediente especial para disfrute de todos los asistentes.
Una de las dos veces salí encantado y gratamente sorprendido por la gran calidad de la cena, que perfectamente podría haber firmado un chef de prestigio y la otra, sin embargo me pareció, --en el sentido gastronómico-- una tomadura de pelo.
De todas formas, estas a las que yo he asistido no tienen nada que ver con las cenas clandestinas que retrata la película, a las que se acude sólo y tras abonar cantidades insólitas y en las que se degustan alimentos exclusivos como el caviar de esturión albino, el hígado de pez globo o fugu o la carne de buey Kobe empanada con virutas de trufa.
La película
Cinematográficamente, la apuesta del director es utilizar esas cenas, como excusa para tratar el verdadero tema, el poder y la falta de escrúpulos de la alta sociedad, la que se puede permitir esas cenas, en las que los asistentes están dispuestos a todo.
Me gustó la interpretación de Mario de la Rosa, cuyo parecido físico con el chef Dario Barrio me resultó muy divertido, --aunque probablemente el director de la película no fuera cosciente de esta casualidad-- y que interpreta a un crítico gastronómico que investiga sobre las cenas clandestinas. La película te mantiene interesado con su evolución mientras estás esperando el desenlace, que si bien no resulta muy sorprendente, deja satisfechos a los espectadores.
En lo gastronómico, yo esperaba algunas imágenes más de la elaboración de los platos, como en la película de La cocinera del Presidente que si bien abordaba la política y las luchas de poder en la República francesa, al estar enmarcada en la vida en la cocina del palacio, permitía hacernos soñar con sus creaciones.
En Omnívoros podríamos haber visto alguna escena similar, simulando la preparación del pez globo o la elaboración de la ensalada templada de setas matsutake con el caviar Almas, dos de los ingredientes más caros del mundo que se ven aparecer en alguna de las cenas que recoge el film. Sin embargo se pierde mucho más tiempo en las escenas de casquería, tal como presagia el propio trailer de la película que se centra más en las escenas duras que en el trasfondo de lo que analiza.
Omnívoros es un thriller enmarcado en la gastronomía, pero no es una película que tenga que ver con la gastronomía. Con la disculpa de las cenas clandestinas, retrata a esa sociedad ociosa y las perversiones de los que piensan que todo vale por dinero o que el dinero todo lo puede.
En todo caso, resulta fácil de ver y entretenida, y no sales decepcionado ni cabreado del cine, lo cual es bastante, dada la oferta cinematográfica que podemos encontrar en las pantallas. Pese a la dureza de algunas escenas, el terror que se insinúa en Omnívoros es mucho mayor que el que se muestra. La película gustará a los aficionados del género y triunfará en los festivales temáticos, más que en las pantallas comerciales.
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