Vuelta al cole, vuelta al trabajo, vuelta a la rutina. Septiembre nos marca el final del verano y también el panorama de ocio madrileño se empieza a preparar para el otoño. El espacio Manzana Mahou 330 también dice adiós al estío con las últimas semanas de su multiespacio en el Palacio de Santa Bárbara, donde podemos visitar una exposición de croquetas o probar la oferta de brunch dominguero, entre otras propuestas.
El Palacio de Santa Bárbara es un bonito edificio situado en pleno centro de la capital donde se celebran diferentes actos a lo largo de todo el año, y ha sido el escenario elegido por la conocida compañía de cerveza para ofrecer actividades de ocio y gastronomía que han ido rotando a lo largo de estos meses. ¿Merecen las croquetas madrileñas elevarse a la categoría de arte? Después de ver la exposición no sería un mal plan hacer una ruta para catarlas todas.
Los distintos espacios que ocupa el Palacio
El Palacio de Santa Bárbara está en una de mis zonas favoritas de Madrid, en el barrio de Malasaña a los pies de la plaza del mismo nombre. Fue diseñado por Juan de Madrazo y Kuntz en 1866 y es de los pocos edificios nobles de su estilo que conserva la capital. Lo descubrí la primera vez paseando por la animada calle Hortaleza cuando albergaba un mercadillo de ropa en sus habitaciones, y la verdad es que merece la pena entrar sea cual sea la ocasión sólo por visitar su interior.
Es un edificio no demasiado grande con una pequeña terraza, distribuido en dos pisos con grandes ventanales y una bonita escalera de mármol con un lucernario. Este verano Mahou ha instalado aquí su Manzana Mahou, un concepto de multiespacio donde ofrecer planes de ocio variado apostando por potenciar las señas de identidad madrileñas, creo que más enfocado a la gente local que al turista. Me gusta que cada año haya más iniciativas para animar la vida en la ciudad durante los meses veraniegos en lugar de colgar el cerrado por vacaciones.
Este último mes podemos encontrar las exposiciones de muebles de diseño y objetos decorativos de la Galería Miguel Alzueta, la Librería especial donde además se imparten diferentes charlas, el espacio efímero de la tienda online Mimub y varios espacios donde degustar diferentes platos y productos, incluyendo las cenas de autor con menús especiales elaborados por chefs como David Marcano, enfocados a la gastronomía madrileña.
El arte de la croqueta
Llama la atención sin duda encontrarse con el salón dedicado a la croqueta, concebido como una exposición de arte que rinde homenaje a la que es una de las tapas o platos más populares de Madrid – y de todo el país, para qué engañarnos -. La croqueta es una elaboración humilde en su origen pero que no resulta tan fácil dominar, pero son muchos los bares y restaurantes de la capital que presumen de ofrecer croquetas de calidad, algunas muy originales.
En esta exposición se recogen 10 de las supuestas mejores croquetas de Madrid, cada ración exhibida bajo una campana de vidrio que da al espacio un curioso aspecto de montaje artístico contemporáneo. Las croquetas son auténticas y en principio comestibles, aunque obviamente se van cambiando cada día, y la verdad es que apetece catarlas todas.
Cada una de las croquetas aparece con su descripción y se incluye también una pequeña reseña de cada uno de los locales donde se pueden encontrar. Los amantes de este plato emblemático querrán tomar nota de todas las propuestas para ir a probarlas in situ y descubrir si de verdad son las mejores de la capital o cuál es su favorita. ¿De jamón, de pollo, de setas, de pescado? ¿Cuáles son el tamaño y la forma más adecuados? ¿Bechamel más cremosa o rebozado más crujiente? Está claro que no hay una única forma de hacer croquetas y la cuestión puede dar lugar a intensos debates.
El menú de brunch de Carmencita
En la planta baja se ha dispuesto una pequeña terraza al aire libre, aunque cubierta, en un espacio decorado con aires algo vintage sobre un suelo de madera y entre la vegetación natural del lugar. Hay una carta variada con platos variados, meriendas, zumos y cócteles que se pueden degustar todas las tardes y también por las mañanas de los fines de semana, y los domingos se puede aprovechar la oferta de 'Mañaneo' con un menú de brunch elaborado por Carmencita.
Por 20€ se puede elegir entre tres menús en teoría diferentes, aunque todos incluyen el mismo primer plato – parfait de yogur con frutas y muesli - y tarta del día. Además se repite la guarnición de ensalada y patatas al romero, de tal modo que la elección se reduce más bien al plato principal que invariablemente incluye huevos.
Sé que los huevos son típicos del brunch pero no gustan a todo el mundo, y de hecho mi acompañante no los soporta, pero afortunadamente puede pedirse que los excluyan del plato. Sin ellos incluso son recetas contundentes con las que se come bien, por ejemplo con los huevos rancheros con frijoles, pimientos, ternera mechada y salsa. También se pueden elegir tostas de aguacate con vinagreta de albahaca y huevos poché, o molletes con salmón o bacon y huevos benedictine.
La ensalada verde deja un poco que desear, con un aliño excesivamente aceitoso y demasiado salado para mi gusto, por no hablar de la cansina vinagreta balsámica y un queso de cabra demasiado fuerte, siempre en mi opinión. Las patatas tenían pinta de estar recalentadas, o al menos a mí me pareció que la textura era bastante pobre, con demasiado aceite por fuera y un interior seco y algo acartonado.
Las guarniciones por tanto son más que mejorables aunque el yogur – algo escaso de fruta –, el plato principal y la tarta – de zanahoria con frosting de queso -, sí fueron más que satisfactorios. El precio me parece algo caro para lo que se ofrece, aunque es verdad que está dentro del rango habitual de los brunch de Madrid, y también hay que valorar el espacio.
La terraza de Manzana Mahou es un buen sitio para tomar algo este mes de septiembre, ahora que ya no hace un calor infernal, aunque mejor no acudir en hora punta ya que hay poco sitio y agobia un poco si está a tope. El suelo de madera parece una buena idea pero con el movimiento de clientes y camareros – muy amables – tiembla constantemente y es algo molesto. Pero bueno, es un detalle menor para un espacio pop up con el que podemos despedir el verano. ¿Hay ganas ya de otoño?
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