Cómo cultivar fresas en casa: es mucho más fácil de lo que parece

Las fresas se cosechan en primavera y en verano y tardan en crecer entre hasta cuatro semanas, de forma que hay hacerse con un plantel que ya esté desarrollado

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Las fresas nos regalan un gran postre, no tan calórico, pero súper festivo en los meses de calidez climática. Tenerlas siempre a mano es un regalo divino, tanto como aderezarlas con nata o jugo de naranja.

Con la inflación, estos frutos han llegado a precios bastante altos, y por ello, una buena solución es plantar las fresas en casa, ya que se trata de un cultivo muy sencillo por la poca necesidad de espacio que exige.

Las fresas pueden, efectivamente, plantarse en cualquier maceta de cualquier rincón, lo importante es, sobre todo, la orientación del espacio en el que se plante el fruto.

Lo primero que se necesita para plantar fresas, y más a estas alturas de la temporada, son plantones de esta variedad, a partir de los cuales se van a obtener los frutos.

Existen muchas variedades de fresa para plantar, como la silvestre, las fresas Charlotte y los fresones Douglas, así que habrá que elegir entre las que encontremos en el mercado.

Por otro lado, se necesita sustrato universal, el número de tiestos que se vayan a usar, y agua para regarlas, así como dotarse de un abono orgánico para ir alimentándolas regularmente.

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Como las fresas resisten muy bien el frío y el calor, y también pueden soportar las heladas, de manera que no es necesario vivir en un lugar cálido. Las fresas se cosechan en primavera y en verano y tardan en crecer entre dos y cuatro semanas, de forma que hay hacerse con un plantel que ya esté desarrollado.

Este se puede dejar en maceta (siempre que tenga unas dimensiones mínimas y no sea las de un plantel muy pequeño), o sembrarse directamente en el suelo, en el caso de un jardín jardín.  La fresa se arraiga fácilmente en el suelo y no tiene problemas con el trasplante.

Mucho sol

La elección del lugar tendrá que tener en cuenta que haya suficiente luz solar, como mínimo siete horas al día, así como una tierra que se vaya abonando para que se estimule su producción.

Su riego debe ser constante, pero jamás se tienen que quedar encharcadas. Por ello, lo más aconsejable es regarlas dos veces por semana.

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Después de trasplantarla, hay que regar con abundante agua hasta que la tierra esté bien mojada.

Foto | Pok Rie/Pexels y Aphiwat chuangchoem/Pexels.

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