Bonitas y poderosas, las orquídeas son plantas algo delicadas de cuidar y cuando las atenciones disminuyen empiezan a resentirse y a ir a peor poco a poco, entrando en fase de vía muerta con el devenir de los días.
Sin embargo, son muchas las opciones para revivir una orquídea si se detecta a tiempo su declive y se imponen medidas ajustadas a lo que necesita.
En primer lugar, es posible que la orquídea haya perdido todas las hojas deshaciéndose progresivamente de ellas. Una poda de los tallos con flores terminará de aportar la solución. Hay que hacerlo con las tijeras limpias y esterilizadas.
En este caso solamente es necesario garantizarle a la planta que tiene la iluminación ambiental necesaria y un riego frecuente que mantenga la planta húmeda (ambientalmente, con un pulverizador).
Es preciso fertilizarla para asegurar que tenga los nutrientes mínimos, y aportarle un vigorizante para las hojas, garantizando que todas sus necesidades estén cubiertas.
Exceso de riego
Las orquídeas suelen morir también de sequedad, ya que es importante regarlas una vez a la semana y mantenerlas húmedas, una necesidad que es mayor conforme se avecinan épocas calurosas.
Una orquídea bajo estas circunstancias y que no recibe el agua suficiente empieza a secarse y a perder hojas. Es importante retirar las hojas dañadas que va a ser inútil que la planta alimente, de forma que pueda concentrarse en la recuperación global.
En este caso hay que regarla abundamentente e incluso dejarla sumergida en agua (hasta el nudo del tallo) unos minutos, asegurándose de que drena finalmente el agua.
Acto seguido, hay que fijarse en las raíces y seguir adelante con la recuperación si quedan raíces verdes. Cuando están blancas y totalmente secas ya no hay nada que hacer.
Para terminar de humedecer la planta se puede pulverizar agua sobre sus hojas y asegurar no exponerla enseguida al sol para que no las queme.
Demasiada agua
Cuando sucede lo contrario, que nos hemos pasado con el riego, la orquídea tenderá a pudrirse y marchitarse y lo primero es imponer la sequedad en sus raíces. En este caso, hay que podar los tallos con flor para que la planta se centre en sobrevivir.
Después, hay que hacer lo propio con las raíces marrones o con tendencia a ennegrecerse. Hay que dejar las raíces de color verde, así como cambiar el sustrato por uno nuevo especial para orquídeas.
Entonces, hay que poner la planta en una zona con luz natural (no directa) y evitar regarla las primeras 48 horas. Adicionalmente, se puede aplicar un revitalizante para hojas en el envés de estas para darles algo de vigor.
Foto | Amelia Cui/Pexels
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