En la búsqueda de regalos significativos y duraderos, que se bajen del carro del consumismo desenfrenado y sin proyección de futuro, un manzano se presenta como una opción excepcional para los entusiastas de la jardinería.
Más allá de su belleza ornamental, ofrece la promesa de frutos deliciosos y la satisfacción de cultivar y cuidar una planta a lo largo de las estaciones, esto llena, seguro, mucho más que un Tamagotchi o que un par de calcetines.
Los manzanos son árboles frutales versátiles que se adaptan a diversos espacios, desde amplios jardines hasta pequeños huertos urbanos, e incluso terrazas. Existen variedades enanas que pueden cultivarse en macetas, lo que los hace ideales incluso para balcones.
Además, su floración primaveral añade un encanto estético, mientras que la cosecha otoñal brinda frutos frescos y saludables. Regalar un manzano es entregar un ciclo estacional completo, un relato entero.
Ahora bien, al seleccionar un manzano como regalo, es esencial considerar factores como el espacio disponible, las condiciones climáticas de la región y las preferencias de sabor de los futuros frutos. Algunas variedades populares incluyen 'Golden Delicious', 'Granny Smith' o 'Fuji', cada una con características particulares en cuanto a sabor y resistencia.
Regalar conexiones
Regalar un manzano no solo implica obsequiar una planta, sino también ofrecer una experiencia de aprendizaje y conexión con la naturaleza. El proceso de plantación, cuidado y eventual cosecha puede ser una actividad gratificante y educativa, fomentando la paciencia y el aprecio por el ciclo de vida de las plantas.
Además, los manzanos contribuyen al medio ambiente, proporcionando hábitat y alimento para diversas especies de aves e insectos polinizadores. Su presencia en un jardín o espacio verde enriquece la biodiversidad y promueve un ecosistema más saludable, más en presencia de niños, que ven en este árbol el devenir de la vida y los frutos.
En una época donde la sostenibilidad y la conexión con la naturaleza cobran mayor relevancia, un manzano se erige como un regalo simbólico y práctico. Es una inversión en el bienestar personal y ambiental, ofreciendo años de disfrute y la posibilidad de saborear frutos cultivados con dedicación y cariño.
Foto | Alan Cabello
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