Cuando se compran en un establecimiento de jardinería o tienda de decoración, las orquídeas presentan el mejor de esos momentos. Su rostro más vivaz y llamativo se muestra sin tapujos.
No obstante, el verdadero reto es conseguir que florezcan año tras año y que se mantengan igual de estupendas que el momento en el que le hemos comprado.
Para ello existen una serie de trucos que podrán ayudar a este difícil cometido y que no requieren más que prestar algo de atención a la planta y a las condiciones en las que se encuentra en cada momento.
Oscilación térmica
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de hacer florecer las orquídeas es tener muy presente la temperatura, que tiene un papel fundamental en esta materia.
En este ámbito, las orquídeas tienen que notar que hay cierto cambio de temperatura para activar su floración otra vez.
Esto puede conseguirse, exponiéndolas a un cambio de temperatura entre el día y la noche que no tenga una oscilación mayor de entre 5 y 10 grados.
Esto se puede conseguir manteniendo la planta caliente durante el día, y en un ambiente algo más frío por la noche.
Suficiente luz
Por otro lado, la cantidad de luz que reciben estas flores es básica para empezar a florecer y que entiendan que es hora de empezar a echar flores.
Debe evitarse exponerlas a la luz solar, directa y emplazarlas en un lugar con abundante luz natural. Asegurar su aportación de luz diaria es básico para que intepreten que tienen que comenzar a florecer.
Poda correcta
La poda de las orquídeas es otro ingrediente indispensable para que la floración esté al día. Cuando se eliminan las flores viejas o dañadas las plantas recibe una señal que estimula la producción de nuevos tallos.
Si está eliminación no se realiza de forma correcta la planta tardará más en generar nuevas flores. La eliminación de flores y tallos muertos debe hacerse con herramientas esterilizadas para evitar la propagación de enfermedades.
Foto | Anna Krupa/Pexels
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