La Semana Santa y sus torrijas suponen una puerta abierta a un pequeño margen de excesos a bases de dulces y fritos. Tan humilde y tradicional postre tiene pocos misterios, más que intentar tener buenos ingredientes y, sobre todo, controlar bien el aceite con el que freímos a estos empapados trozos de pan.
Pero, ¿qué aceite es mejor para hacer torrijas? Como es lógico, no hay ninguna respuesta absoluta —algo habitual en cocina— y la decisión variará de nuestros gustos, disponibilidades e incluso de nuestros presupuestos. Tener en cuenta cuál es el más adecuado nos ayudará también a la hora de dar con las claves sobre cómo hacer para que las torrijas queden jugosas, pero no aceitosas.
Aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva refinado, aceite de orujo de oliva, aceite de girasol… Más el carrusel de otros aceites vegetales que con los años han ido llegando forman parte de una decisión de compra donde tenemos que tener claros algunos factores.
Valorar el coste, la resistencia, el sabor o el punto de humeo serán parte de las claves para hacer unas buenas torrijas, teniendo en cuenta también la cantidad que pretendamos hacer y, como en tantas otras frituras, no ser tacaño con la cantidad de aceite.
Cuál es el mejor aceite para freír torrijas
Más allá de favoritos o de preferencias personales, la cuestión es analizar varios pros y contras, como pasa con el resto de frituras. Aunque desde hace tiempos hemos oído a ciertos gurús del aceite recomendar un AOVE para cualquier tipo de fritura, sabemos que no en todas las casas, por sabor o por precio, esta máxima se cumple.
En cualquier caso, analicemos las ventajas y desventajas en cada caso en torno a tres máximas: precio, sabor y punto de humeo.
Sabor
Generalmente cuando hacemos torrijas o utilizamos aceite para hacer repostería preferimos aceites más neutros o más planos de sabor que no eclipsen a la preparación. Además, cuando hablamos de una preparación frita, donde el aceite es tan protagonista, corremos el riesgo de pasarnos de frenada.
- Aceite de oliva virgen extra: sabor pronunciado.
- Aceite de oliva virgen: sabor ligero.
- Aceite de oliva: sabor neutro.
- Aceite de orujo de oliva: sabor neutro.
- Aceite de girasol: sabor neutro.
Precio
Volvemos a hablar de protagonismo. Cuando elaboramos un postre o cuando el aceite es simple acompañante o vehículo no solemos buscar los mejores aceites del lineal. En este segundo plano de lo gustativo, salvo para ciertos paladares, la decisión de compra también se orienta por el precio. Principalmente porque, aunque sea puntual, una fritura requiere una cantidad elevada de aceite.
- Aceite de oliva virgen extra: más caro.
- Aceite de oliva virgen: algo más accesible.
- Aceite de oliva: asequible.
- Aceite de orujo de oliva: asequible.
- Aceite de girasol: asequible.
Punto de humeo
El punto de humeo no es solo relevante por la temperatura que alcanza el aceite para la fritura. De hecho, no necesitamos tampoco un aceite que el aceite esté humeando (empezará a quemarse) para hacer torrijas porque es un producto que se fríe relativamente pronto. Por este motivo, tampoco es fundamental que llevemos al aceite al punto de casi quemarse.
- Aceite de oliva virgen extra: entre 160º y 180º.
- Aceite de oliva virgen: entre 180º y 215º.
- Aceite de oliva: entre 180º y 215º.
- Aceite de orujo de oliva: entre 230-240ºC.
- Aceite de girasol: entre 210º y 230º.
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