Si hay una especia que todo el mundo asocia con la bajada de temperaturas, las bebidas humeantes, los dulces y aromas festivos hogareños, es sin duda la canela. Cierto es que la tenemos omnipresente ya todo el año en multitud de productos y recetas caseras, pero aún mantiene su poder reconfortante ligado a momentos especiales de la infancia y también a países exóticos, pues es ingrediente común en recetas saladas de otras culturas. Y encima es saludable.
Todas las especias que usamos en la cocina, en mayor o menor medida, tienen propiedades saludables, si bien a menudo las usamos aún como remedios de toda la vida que ya empleaban nuestros abuelos para tratar afecciones como resfriados o dolores de tripa. Las especias han sido durante siglos un producto de lujo y altísimos precios, empleadas antes como remedios medicinales que como ingredientes culinarios, o combinando ambos usos. Pero no siempre cuentan con el respaldo de la ciencia.
La canela, la auténtica canela de Ceilán y no la versión barata cassia, es fuente de compuestos antiinflamatorios con efectos positivos en personas que sufran de artritis y gota, una dolencia causada por el aumento del ácido úrico en sangre. Precisamente esta sugerente especia tiene también propiedades beneficiosas a la hora de regular el azúcar en sangre, según apuntan estudios que investigan sobre su posible influencia para controlar los niveles de glucemia en personas con prediabetes.
Como señala la dietista-nutricionista Laura García a la Academia Española de Nutrición y Dietética, es una especia rica en hierro y calcio a la que varios estudios atribuyen propiedades antimicrobianas, antiparasitarias y beneficiosas para reducir la glucosa, el colesterol y la presión arterial. “Dosis de 3 gramos al día o más de suplementos de canela mejoran el control de la glucosa y la sensibilidad a la insulina en personas tanto sanas como diabéticas”.
Sin embargo, hay que tomar estas propiedades con precaución, ya que los mayores efectos positivos se han identificado mediante suplementos en dosis controladas, y tampoco hay que atribuirle a la canela que usamos en nuestra cocina propiedades milagrosas. Tiene la ventaja de que su aroma permite reducir el azúcar que usamos en galletas, bizcochos o recetas típicas como los rollitos de canela, pero no convierten en sanos los dulces.
Sí podemos beneficiarnos más de sus propiedades añadiendo esta especia a bebidas como infusiones y tés, aromatizando nuestro café de la mañana o usándola en un capuccino casero o preparando la reconfortante leche dorada. Y es perfecta también para dar sabor a postres más saludables como unas manzanas asadas, o para realzar currys y platos como tajines, cuscús o carnes como el pollo a la canela.
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