Como cualquier otra verdura, las zanahorias se pueden estropear antes de lo que pensamos. Incluso podemos comprar, sin darnos cuenta, hortalizas que estén ya algo dañadas, especialmente si adquirimos paquetes envasados donde se juntan muchas unidades al azar preenvasadas, sin poder elegirlas. La sorpresa suele llegar en casa, al guardar la compra o en el momento de ponernos a cocinar. Si una zanahoria presenta manchas negras o puntos oscuros, toma algunas precauciones.
Al ser un tubérculo que crece bajo tierra, la zanahoria puede no lucir lo lustrosa y perfecta que a veces nos vende la publicidad. Por mucho que venga prelavada, sin tierra, a veces compramos hortalizas con algún defecto, rotura o magulladura que se puede, simplemente, lavar bien, pelar o, directamente, cortar y separar. Con las manchas más oscuras conviene tener más cuidado, pues hay riesgos sanitarios.
Esas manchas negras irregulares son fáciles de identificar en las zanahorias naranjas y amarillas, menos en las moradas. Pueden aparecer en verduras recién compradas o que ya tengamos varios días en la nevera o en la despensa, sobre todo si se ha acumulado humedad y no conservan sus tallos y hojas, más vulnerables a los microorganismos. Son manchas que pueden indicar la presencia de moho, es decir, hongos, que debemos evitar a toda costa para no sufrir una intoxicación.
Ahora bien, las zanahorias son hortalizas muy duras y fibrosas, por eso muchas organizaciones y expertos como la Clínica Mayo afirman que es seguro comerlas, siempre que se retire al menos 2,5-3 cm de la hortaliza alrededor de la mancha. Es decir, hay que cortar la parte contaminada, pero quitando además un buen margen de verdura sana alrededor. Cuanto más retiremos, más seguro será. Recordemos que las frutas y verduras más blandas y con mayor humedad son más peligrosas y si tienen moho no conviene jugársela, pues las micotoxinas se extienden más allá de la vista, como advierten expertos en seguridad alimentaria como Beatriz Robles.
Las manchas oscuras también pueden ser pobredumbre, una enfermedad de la zanahoria que puede aparecer durante el cultivo. Es uno de los grandes problemas a los que se enfrentan los agricultores, pues a menudo los vegetales se contaminan en el suelo antes de la recolección. Como indican en Koppert, también las hortalizas pueden infectarse durante la postcosecha, en el almacenamiento previo a la distribución comercial.
Es un ennegrecimiento en la superficie de la zanahoria que se manifiesta con una mancha de contorno irregular circular, con aspecto casi de hollín si se mira muy de cerca, y es causado por hongos. Otro mal común de este tubérculo son las manchas cavitarias, algo menos oscuras y a veces con un contorno amarillento; es una enfermedad que en ocasiones se transmite a través del suelo entre unos cultivos y otros.
En resumen; al comprar zanahorias fíjate bien en todos los ejemplares para comprobar que no vengan con alguna enfermedad en origen, y que no tengan moho. Guárdalas en la nevera, dejando que respiren, sin acumular humedad, y revísalas a diario por si alguna desarrolla moho. Si aparece una mancha, comprueba que no sea simple suciedad o un golpe, y corta rápidamente toda la parte afectada y un buen contorno alrededor.
Fotos | Ralph Aichinger - Gobierno de Australia - Plant Pathology
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