Hace calor y buscamos refrescarnos de una forma rápida, fácil y lo más barata posible. Una vez descartados los refrescos y helados en pro de una vida saludable, nos decantamos por la fruta.
Ahora bien, pelarla es bastante incómodo y pesado, sobre todo en ciertas situaciones en las que no tenemos a mano un cuchillo, estamos trabajando con el teclado en medio o simplemente no podemos permitir mancharnos la ropa.
Para esas ocasiones la fruta cortada es todo un lujo: más si incorpora un pequeño tenedor que nos permite comerla como verdaderos señoritos en un antiguo restaurante de lujo donde un camarero profesional era capaz de pelar una manzana con cuchillo y tenedor.
Pues bien, todas las comodidades de este formato (y muy a pesar de los plásticos y envases que generamos) se desvanecen si pensamos en el estado de la fruta que estamos degustando, que quizás no sea el mejor.
Para degustar este tipo de formato hay que tener muy claras las condiciones de conservación previas y posteriores, siendo lo mejor comerlas de inmediato.
Así lo han compartido desde el podcast @conjengibreylimon, donde alertan de que hay que fijarse que la fruta esté bien refrigerada, aunque es difícil saber cuántas horas lleva cortada (aunque hay supermercados que lo indican).
Aparte de esto, hay que tener en cuenta, si no se come en el momento, el tiempo que se tardará en llegar a casa, así como la necesidad de volver a refrigerar enseguida esa fruta.
@conjengibreylimon Los peligros de comprar la fruta cortada
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En el medio ambiente (en el suelo, en el aire o a través del agua de riego...) o durante la producción, el transporte o el almacenamiento, la fruta puede contaminarse con bacterias como Salmonella, Listeria o Escherichia coli.
Cuando la fruta se corta o se pela, tanto en casa como en las tiendas de alimentación, en las fruterías o en los restaurantes, los patógenos pueden transferirse a la parte carnosa de la fruta que se consume en crudo.
La contaminación puede darse través de las manos, si no están limpias, y a través de superficies de la cocina o de utensilios de cocina sucios (como cuchillos y tablas de cortar).
Además, si la fruta cortada se mantiene a temperatura ambiente, las bacterias se multiplican rápidamente en ella. Por ejemplo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) constató en el año 2014 que la bacteria Salmonella puede crecer rápidamente en el melón cortado conservado a temperatura ambiente, sin deterioro aparente de su aspecto.
Foto | Engin Akyurt
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