Ni en plena ola de calor puedo renunciar a mi café recién hecho: mi truco para tomarlo perfecto cada mañana

Aunque sea pleno verano me gusta tomar mi café recién hecho sin tener que esperar a que se enfríe

Cafetera
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Las altas temperaturas del verano hacen que cambiemos inevitablemente la dieta adaptando los menús cotidianos en casa, y también nos apetecen muchas más bebidas frías. Un café con hielo o incluso un cold brew a media tarde sientan de fábula, pero yo por las mañanas sigo necesitando mi café recién hecho. Me gusta menos arrancar el día sudando y tampoco es precisamente un placer quemarme la lengua porque no hay manera de que la infusión se enfríe.

Parece una tontería, pero los apasionados -y algo tiquismiquis- del café sabemos que no es lo mismo tomar tu taza de infusión humeante en el mes de enero que cuando los termómetros ya marcan 25 ºC al alba y la cocina no se ha enfriado durante las tórridas noches. Soy consciente de que mis tazas favoritas de gres no ayudan precisamente a enfriar el contenido, pero ni loca voy a empezar a tomar el café con leche en vaso de vidrio.

Mi truco para no quemarme la garganta ni tener que esperar media hora a que el café se enfríe a una temperatura humana es tan simple como evidente, o eso me lo parecía a mí. Pero como parece que no a todo el mundo se le ha ocurrido -doy fe-, procedo a compartirlo para quien pueda ayudarle.

Lo primero que hago al entrar en la cocina es echarme la leche que suelo añadir al café en la taza, y la meto tal cual en el congelador. De esta manera consigo que tanto la propia taza como el líquido estén lo suficientemente fríos como para bajar la temperatura del café recién hecho, dejándolo templado sin enfriarlo del todo. El tiempo que tardo en hacer la infusión en la cafetera italiana es perfecto para que el congelador enfríe la leche sin formar hielo.

Lógicamente este método tan simple tiene que ajustarse a la cantidad de leche y café que cada cual tome por las mañanas; en mi caso es una taza generosa de café largo con 1/4 de volumen de leche -bebida vegetal, para más señas-. El espresso puro, siempre sin azúcar lo reservo para la sobremesa. Y el café con hielo, por supuesto, siempre sin aguarlo.

Imagen | freepik

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