He escuchado muchas veces en mi casa “más alto que un pino, más tonto que un comino” y “me importa un comino“, la verdad es que nunca entendí varias cosas respecto a estas frases, la primera es lo que pudieran tener en mi casa contra los altos, y la segunda por que el comino es “tonto” o “insignificante”.
Pero bien estará el asunto, si las frases me sirven para hablar de esta especia, proveniente de la semilla de la planta del mismo nombre, originaria de las costas mediterráneas.
De intenso sabor, ligeramente amargo y de olor fuerte y dulzón, es muy común encontrarla actualmente en la cocina árabe y en la mediterránea en general, condimentando perfectamente ensaladas, legumbres, pescados o carnes. Siendo también una parte imprescindible del curry y del ras-el hanount. En la cocina española es muy utilizado en el suroeste de la península, utilizandose para el condimiento en los embutidos, en las chacinas de la sierra de Cádiz o en los mojos de Canarias por ejemplo.
Ya en el tiempos de los faraones, los egipcios y los romanos lo utilizaban como condimento reemplazando a la pimienta y como medicamento. Los hebreos lo utilizaban como moneda para pagar los diezmos. Y en la edad media era utilizado como sazonador de las aves de corral.
Sobre sus propiedades medicinales hoy en día se sabe que su aceite esencial tiene un compuesto activo considerado un fantástico tónico estomacal, con propiedades carminativas, que facilita las digestiones.
Foto | Flickr – Fotoosvanrobin
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