Zumo de limón: propiedades, beneficios, valor nutricional y recetas para usarlo en la cocina

El limón forma parte de la tríada de cítricos básicos en la cultura mediterránea que, a diferencia de naranjas y mandarinas, solemos usar más como ingrediente que como alimento por sí mismo. Piel aparte, es el zumo de limón su bien más preciado, un potente aderezo antioxidante para echar tal cual a infinidad de platos y productos o aromatizar y enriquecer recetas. Lo que no tiene son propiedades milagrosas.

Porque por defensores acérrimos que seamos de los limones -confieso comerlo incluso tal cual, piel incluida-, no es un superalimento ni tampoco el remedio mágico para todo. Sí está cargado de beneficios nutricionales y su consumo es más que recomendable, siempre con mesura y en el contexto de una alimentación equilibrada y vida saludable.

Por mucho que se empeñen ciertos medios de fiabilidad más que dudosa, influencers, gurús y cantamañanas varios, el zumo de limón no cura enfermedades, no previene el cáncer, no regula el pH, no limpia el hígado ni ningún otro órgano, no es adelgazante, no elimina toxinas ni evita los resfriados o gripes. Ni el zumo de limón, ni ningún otro alimento o nutriente aislado.

Qué es el zumo de limón

Dice la Real Academia de la Lengua Española que un zumo es el líquido de las hierbas, flores, frutas u otras cosas semejantes, que se saca exprimiéndolas o majándolas“, e indica como sinónimos 'jugo' y 'néctar'.

En términos legislativos ya sabemos que la normativa de etiquetado y publicidad de los zumos y bebidas análogas a base de frutas y verduras es algo más complicada, distinguiéndose entre zumo puro de fruta, a partir de concentrado, zumo de frutas concentrado, extraído con agua, deshidratado/en polvo o néctar.

En Vitónica

¿De verdad beber agua con limón ayuda a adelgazar? La ciencia dice que sí (pero tiene truco)

De este modo, si queremos comprar zumo de limón comercial como quien compra zumo de naranja, lo habitual es encontrarlo en formato limonada o refresco con o sin gas combinado con agua y azúcares o edulcorantes, mientras que el zumo puro de limón o a partir de concentrado- se reserva para la sección de aderezos y aliños.

Es mucho más fácil y económico adquirir limones frescos cuando están en temporada y exprimirlos en casa para extraer su zumo fresco directamente según el uso que le queramos dar.

Propiedades y valor nutricional

Si el limón tal cual es una fruta con un bajo contenido calórico, rico en vitaminas antioxidantes y minerales, lo mismo se puede trasladar a su jugo, con la única pérdida notable de fibra de la fruta, especialmente si colamos o filtramos el zumo.

Según datos de la BEDCA, 100 g de zumo de limón aportan unas 17 kcal, siendo más del 90% de agua, con 3,6 g de carbohidratos y apenas trazas de grasa y proteínas vegetales. La vitamina más destacada es la vitamina C o ácido ascórbico, con 37 mg, a la que se suman 16 mg de folatos y 2 mg de vitamina A. En cuanto a su contenido mineral, sobresale por su contenido en potasio, con unos 123 mg, con un pequeño aporte de fósforo, calcio y magnesio.

Por tanto, estamos ante un alimento saludable de baja densidad nutricional pero rico en vitaminas y minerales, muy hidratante, que puede ser un buen aliado tanto en dietas de adelgazamiento como en cualquier patrón dietético sano ya que permite sustituir otros alimentos y bebidas poco recomendables, como refrescos, zumos azucarados, salsas y aliños calóricos.

Añadir zumo de limón al agua, el té o el café puede hacer que sean bebidas más agradables al gusto, más aromáticas y refrescantes si se toman frías en verano, y también añade aroma a postres y dulces sin necesidad de agregar tanto azúcar, por ejemplo en unas galletas, bizcocho, helados caseros, polos o macedonias.

La vitamina C del zumo de limón combinada con alimentos ricos en hierro, como legumbres, pescados, carnes magras, hígado o marisco, permiten que el organismo absorba y metabolice mejor este mineral. También contribuye en la síntesis de nuevas proteínas o la quema de grasas, sin ser por sí mismo un 'quemagrasas'.

Contraindicaciones del zumo de limón

El zumo de limón se desaconseja en caso de úlceras o esmalte dental dañado

Por muy sano que sea, como ocurre con todos los alimentos, no conviene abusar del zumo de limón ni obsesionarse con él de tal modo que desplace a otros productos tan o más sanos y necesarios para el organismo, como la fruta y la verdura enteras. Sigue siendo zumo y nunca podrá sustituir a una pieza de fruta completa natural, con su pulpa y, en su caso, piel.

Además, la acidez del limón hace que esté desaconsejado en casos de úlcera gástrica y otros problemas digestivos más graves, especialmente si se toma tal cual, con frecuencia o con el estómago vacío, y tampoco es recomendable en aquellas personas que sufran de desgaste severo del esmalte dental o tengan las encías dañadas.

Cómo utilizar el zumo de limón en la cocina

Siempre es recomendable exprimir limones de temporada que se note al cogerlos que pesan, ya que tendrán más zumo, y sean aromáticos al frotar la piel. Es conveniente lavarlos a conciencia antes de partirlos, pelarlos o exprimirlos, tarea que podemos hacer con un exprimidor eléctrico o manual, una licuadora o con un exprimidor de palanca, el que más recomendamos en DAP.

Según la receta o nuestro gusto a continuación tenemos la opción de colar el zumo para retirar la pulpa y los posibles huesos o semillas, usando un colador de malla fina. El zumo de limón exprimido se puede usar tal cual o conservar unos días en la nevera bien tapado, y también se puede congelar. Una buena idea es congelarlo en cubitos para tener siempre a mano todo el año.

Chef'n FreshForce Plus Exprimidor de cítricos, amarillo

Hoy en Amazon — 28,99 €

* Algún precio puede haber cambiado desde la última revisión

El jugo de los limones tiene multitud de usos, desde marinadas, adobos, salsas y aliños, hasta como aderezo que evita la oxidación de verduras y frutas recién cortadas. Se utiliza también para 'cortar' la leche y otros lácteos en la elaboración de crema agria, buttermilk o quesos frescos, y es un ingrediente básico en la repostería.