Los paños de cocina llevan toda la vida con nosotros. Limpian, secan, absorben… Pocos elementos hay tan funcionales, tradicionales y, por mucho que evolucione la gastronomía, seguirán siendo tan indispensables.
Lo mismo sirven para secar unos cubiertos que para quitar unas migas de una encimera o para limpiar los quemadores de los fuegos, los paños de cocina son un elemento tan necesario como podrían ser los mismísimos cuchillos o las cazuelas.
Sin embargo, no todos los paños de cocina, a pesar de que reciban siempre el mismo nombre, son 100% útiles para todo lo que acontezca, especialmente cuando nos acercamos demasiado al fuego.
No importa, además, que nos refiramos a cocinas de gas –las que más peligro pueden tener por la llama directa– o a cocinas que se conciben como mucho más seguras como puede ser la inducción o la vitrocerámica.
Especialmente cuando nos damos cuenta de que hay paños de cocina que son muy inflamables y que en cuestión de segundos se pueden consumir por completo, ya sea con una llama o con fuego eléctrico, y que se venden a menudo en hipermercados y tiendas de conveniencia.
Por eso, hemos de tener claro que no todos los paños de cocina valen para todas las tareas que necesitemos. Y razón por la que debemos mirar bien la composición de los paños de cocina antes de comprarlos o antes de utilizarlos.
Sobre todo, si vamos a recurrir a ellos a menudo en las inmediaciones de los fogones, ya sea para repasar una vitrocerámica caliente, o si cocinamos con gas y solemos dejar muy cerca del fuego este tipo de paños.
En este sentido, hay un material altamente inflamable que nunca debería formar parte de los paños de cocina que acerquemos a los fogones y que, sin embargo, es muy fácil de encontrar en cualquier tipo de comercio.
Además, tienen el beneplácito de ser baratos, por lo que pueden resultar muy tentadores, pero sus usos son más bien limitados. Por este motivo, los mejores paños de cocina que podemos comprar sean los de 100% de algodón en tejido de sarga.
Este material, aunque sí es inflamable, tiene una buena resistencia a las llamas y lo podemos utilizar cerca del fuego –ya sea gas, vitrocerámica o inducción–, por lo que resultan la opción más práctica. Además, es un tipo de material que, en caso de que se produzca un pequeño incendio doméstico, sí se puede utilizar para sofocar las llamas de una sartén, por ejemplo.
Todo lo contrario a lo que sucede con el poliéster y con los paños de microfibra. Esta fibra sintética, más barata que el algodón, también está presente en paños de cocina y trapos, pero su uso está desaconsejado cerca de fuentes de calor y de combustiones, pues arde con muchísima facilidad, siendo totalmente desaconsejado su uso.
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