La campana es la trinchera de la grasa en todas las cocinas: esta se evapora de la ,mano de las elevadas temperaturas y aparece transportada en esta superficie de acero inoxidable haciendo que pierda su brillo y su belleza.
Limpiarla es clave para que los microorganismos no se instalen en ella y para mantener una higiene completa de todo el espacio de trabajo y cocina, pues al fin y al cabo la grasa atraerá plagas a su vera.
Además, su limpieza prolongará su vida útil, pues evitará taponamientos en los filtros y que la succión tenga que hacer un sobresfuerzo, y será la manera de mantenerlo todo en orden.
Pues bien, son algunas las maneras de eliminar la grasa pegajosa y resistente que no desea abandonar nuestra campana: seguro que a estos trucos no se resiste y acaba cediendo, terminando por desaparecer.
Lavavajillas
El detergente para lavavajillas es altamente eficaz por su propia formulación preparada para lavar platos sin frotarlos. Solamente hay que mezclar un poco de este jabón con agua tibia y frotar con una esponj, antes de retirar los restos con un paño húmedo.
Bicarbonato
Asimismo, el bicarbonato es un potente limpiador contra la suciedad más resistente. Hay que mezclarlo con un poco de agua hasta formar una especie de pasta que hay que repartir sobre las zonas más difíciles y dejar actuar. Tras este tiempo, hay que retirar la mezcla con un paño de fibras.
Limón
Con el mismo poder, el limón tiene una gran capacidad para hacer brillarla campana y antes de esto arrancar cualquier resto de comida. En este caso hay que cortar un limón por la mitad y con este repasar la zona a limpiar. Después, hay que aclarar con agua tibia.
Vapor
Uno de los trucos más extendidos para limpiar la campana es usar el vapor de una olla ardiendo en la que previamente se haya sumergido también un limón. Este vapor llegará a todos los rincones y hará que la grasa vaua ablandándose y se despegue de toda la superficie.
Foto | Max Vakhtbovycn
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