Resulta muy cómodo tomarse un café por la mañana con solo poner una cápsula y apretar. No obstante, esta forma de hacer el café comporta sus riesgos, y uno de ellos es la presencia de plagas en la cafetera.
Una cafetera descuidada y con poca limpieza es una fuente de bacterias, hongos y un polo de atracción de las principales plagas, como cucarachas, hormigas y gusanos.
Esta última es una desagradable sorpresa que se desarrolla en el interior de la cubeta de las cápsulas y del cajón anti goteo. Unos gusanos gorditos y blancos ocuparán este espacio en cuestión de pocas semanas si no se mantiene una limpieza constante.
La presencia de comida, es decir café, y una humedad constante, asociada a las temperaturas que traen consigo la primavera y el verano son los responsables de esta presencia.
No apurar
Lo que hay que hacer para evitar llevarse esta sorpresa, es, esencialmente, mantener una rutinas de limpieza sobre este pequeño electrodoméstico, y no abandonarlo a su suerte vaciando las cápsulas cuando ya no caben más en la cubeta.
Una buena práctica consiste en desechar, cada vez que se usa el electrodoméstico, las cápsulas que caen en el depósito. Asimismo, conforme aumentan las temperaturas, se hará más importante limpiar la cubeta, ya sea a mano o en el lavavajillas, al menos una vez por semana.
Agua, jabón y vinagre
Si es a mano, hay que vaciar el espacio y rociar la cubeta con una solución con vinagre, agua y jabón puesta en un difusor o pulverizador. Después, hay que enjuagar la cubeta y devolverla a su lugar.
Así, aparte de poner la cubeta en el lavavajillas o lavarla a mano, habrá que pasar un paño húmedo con jabón por toda la superficie de la cafetera, garantizando que quede perfectamente limpia y sin restos de café.
Estas medidas de higiene mantendrán a raya a los desagradables gusanos y evitarán que uno se lleve un disgusto cuando vaya a desechar las cápsulas de la cubeta.
Foto | Joana Costa
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