El enésimo truco viral que multitud de medios no dejan de replicar en las últimas semanas pretende ponerle una solución muy fácil a un problema frecuente en todos los hogares: el mal olor de la nevera. Y el remedio en cuestión no podría ser más sencillo, con el añadido de que permite reutilizar el típico tapón de corcho del vino, un objeto al que rara vez le damos una segunda utilidad.
Desde que empezaron a verse vídeos y publicaciones en las redes sociales anglosajonas hace meses, el método se ha extendido como la espuma y promete resultados casi mágicos con un gesto mínimo. Suena demasiado bonito para ser verdad, y ya sabemos que eso debería hacernos dudar. Parece tan simple que cuesta imaginar por qué nadie lo había descubierto antes. Por suerte, no cuesta mucho ponerlo a prueba.
¿Corcho contra malos olores?
El planteamiento es el siguiente: la nevera acumula muchos olores que se mezclan y terminan generando un aroma desagradable, por lo que hay que absorberlos para eliminarlos. El corcho de las botellas es un material poroso, por tanto tendría la capacidad de absorber ese mal olor. La conclusión está clara; si introducimos un corcho en el frigorífico, adiós nevera maloliente.
En realidad, no es tan fácil.
Para empezar, una nevera puede oler mal por varias razones: mala limpieza, alimentos en mal estado, humedad, algo que huele especialmente fuerte, etc. Los olores están provocados por moléculas que se desprenden de los alimentos y bebidas, que flotan y circulan por el interior de la nevera. Si se juntan muchos diferentes, la sensación de que huele mal se acentúa.
El truco del corcho funcionará igual que otro viejo método, el de colocar granos de café o un gel ambientador. Pero lo único que hacen es añadir otros olores que pretenden camuflar los que ya hay. El bicarbonato sódico sí tiene la capacidad de adsorción, capaz de atraer y retener las moléculas del olor, pero salvo que pongamos muchas porciones de bicarbonato cambiándolas casi diariamente, su capacidad es limitada.
El corcho es un material poroso, sí, pero apenas tiene capacidad poder de absorción y además es impermeable. Su pequeño tamaño tampoco va a ayudar mucho a desodorizar toda la nevera, salvo que tengamos una fuente de mal olor muy concreta y focalizada -poco probable-.
Lo que sugieren algunas publicaciones es cortar el corcho o directamente añadir aceites esenciales en el agujero por el que se introdujo el abridor. Así tendremos un aroma más agradable en la nevera, disimulando los aromas del electrodoméstico, aunque tendremos que renovarlo cada poco tiempo. Incluso podemos usar esencia de vainilla culinaria, zumo de naranja o limón, etc.
Al menos un tapón de corcho no ocupa nada de sitio y puede darle un toque más agradable y a nuestro gusto al frigorífico; eso sí, que nadie espere contrarrestar los efectos de un queso cabrales o un pescado podrido olvidado. Para eso nada mejor que limpiar la nevera a fondo e invertir en un desodorizante específico con carbón activado, que funciona mucho mejor.
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Fotos | Racool_studio - Marco Verch
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