Consejos y trucos para que tus pasteles de Belém caseros queden tan cremosos como los originales

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Quien prueba por primera vez un pastel de Belém descubre al primer bocado por qué son capaces de seducir al instante al paladar de los más golosos, y también de los que creen no serlo tanto. Estas pequeñas delicias no necesitan de florituras ni excesos para demostrar su fama, y no hace falta viajar hasta Lisboa para disfrutarlos en casa.

Puede que la receta genuina sea uno de los secretos mejor guardados de la repostería portuguesa, pero nosotros también tenemos nuestros trucos para conseguir unos pasteles de nata igual de cremosos, con todo el sabor original. Nuestro primer as en la manga es la masa de hojaldre rectangular Buitoni, que nos permite centrar toda la atención en el relleno.

Porque los pastéis de Belém son el resultado de la unión de texturas, con su base crujientísima y una crema de nata muy melosa, creando un contraste armonioso en el paladar que se potencia con sus aromas de limón y canela, y el punto preciso de dulzor. La masa de hojaldre Buitoni, gracias a sus 196 capas de hojaldrado fino y sabor tradicional, nos da la oportunidad de contar con la base ideal para acoger la suave crema en perfecto equilibrio. Con Buitoni, esta receta y algunos consejos sencillos, todos podremos degustar unos ricos pasteles de Belém siempre que nos apetezca.

Ingredientes

  • 2 masas de hojaldre rectangular Buitoni
  • Mantequilla derretida suficiente para engrasar
  • 300 ml de leche entera
  • 200 ml de nata líquida con un mínimo del 30 % grasa
  • 1 rama o palo de canela
  • 1/2 piel de limón (solo la parte amarilla)
  • 250 g de azúcar
  • 5 yemas de huevo tamaño L
  • 30 de mantequilla
  • 1 pizca de sal
  • 50 g de almidón de maíz
  • Azúcar glas y canela molida para decorar

Tiempo de elaboración

35 minutos

Tiempo de horneado

15 minutos

Dificultad

Media

Cómo hacer los pasteles de Belém caseros paso a paso

Infusión de la leche

Colocamos la leche, la nata, la canela y la piel de limón (solo la parte amarilla) en un cazo. Calentamos a fuego suave hasta que vaya a romper a hervir. En ese momento, apagamos y dejamos templar 10-20 minutos.

Aparte, mezclamos con unas varillas las yemas de huevo, el azúcar y el almidón. Retiramos la canela y el limón de la leche, y vertemos la mitad sobre la mezcla de yemas, muy suavemente, removiendo con las varillas hasta integrarlo. Echamos esta mezcla al cazo con el resto de leche y volvemos a calentar.

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La cocción de la crema

Cocemos a fuego suave removiendo con las varillas constantemente y mucha suavidad. Cuando empiece a humear, añadimos la mantequilla y seguimos cociendo hasta que espese, unos 5-8 minutos. Retiramos del fuego y dejamos enfriar tapando la crema con plástico film.

Precalentamos el horno a 250 ºC. Engrasamos con mantequilla unos moldes metálicos o de aluminio especiales para pasteles de nata, o tipo magdalena o flanera, de unos 8 cm de diámetro y 3-4 cm de profundidad.

Preparación de la base de hojaldre

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Extendemos las dos masas de hojaldre sobre el papel en el que vienen envueltas y las pintamos ligeramente con mantequilla. Enrollamos ambas finamente desde el extremo más largo. Cortamos rollitos de la altura de los moldes, aproximadamente.

Colocamos un rollito en el centro de cada molde, de pie, y lo aplastamos con el dedo desde arriba. Forramos de esta manera todo el molde, aplastando la masa, sin llegar hasta arriba y dejando el borde superior ligeramente más grueso.

A rellenar, ¡y al horno!

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Pinchamos el centro con un tenedor y vertemos la crema del relleno, sin llegar hasta el borde. Horneamos durante unos 15-17 minutos, hasta que el hojaldre esté dorado y la crema cuajada y tostadita. Esperamos 15 minutos fuera del horno antes de desmoldar con cuidado y decoramos con azúcar glas y canela molida al gusto.

Consejos y trucos para lograr unos pasteles de Belém caseros cremosos y crujientes

Azúcar extrafino

Actualmente se puede encontrar en muchos comercios y tiendas especializadas de repostería un tipo de azúcar especial para la elaboración de postres, llamado extrafino. No llega a ser azúcar en polvo como el glas, pero tiene un granulado más pequeño que el normal, perfecto para disolverse con mayor facilidad y lograr texturas mucho más delicadas.

Yemas de huevo frescas de calidad

La yema de huevo es un ingrediente básico para dotar a la crema de su textura tan melosa, espesa pero suave, y muy sabrosa. Por eso, es importante escoger huevos muy frescos de gallinas camperas o de producción ecológica, que además tendrán un color más intenso. Los huevos camperos suelen combinar diferentes calibres, así que tendremos que pesarlos individualmente para seleccionar yemas de tamaño grande o L. Cada yema deberá pesar entre 20 y 24 g.

Leche y nata enteras

Los lácteos de esta receta deberán ser enteros, es decir, nada de versiones desnatadas, descremadas o semidesnatadas. La grasa natural de la leche y la nata enriquecen la crema con su textura y también con su sabor.

Si tenemos la suerte de vivir en una zona lechera, podemos escoger lácteos frescos de calidad artesanal, siempre pasteurizados, o buscar leche fresca refrigerada en el supermercado o tiendas de barrio, de producción local. Sí que podemos optar por productos sin lactosa, que no afectará a la textura y harán la crema más digestiva para quienes no la toleren bien.

Sin prisa, pero sin pausa

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Una buena crema necesita su tiempo para adquirir la consistencia adecuada, pero tampoco es necesario estar removiendo la mezcla al fuego eternamente. La clave está en mantener una temperatura suave pero constante, sin dejar que rompa a hervir, y siempre sin parar de remover con unas varillas. Esto nos asegurará controlar la textura con precisión, evitando que agarre al fondo de la olla y la formación de grumos.

Cuidado al enfriar

Lo ideal es preparar la crema antes de precalentar el horno y estirar y recortar la masa de hojaldre Buitoni. De esta manera, le daremos tiempo a que se asiente, tome cuerpo y se atempere, pues si rellenamos el hojaldre a demasiada temperatura, podríamos estropear la textura crujiente de la masa.

No hay que olvidar que la crema espesará al enfriarse y que debemos cubrirla con plástico film en contacto con la superficie de la crema para que no se forme una costra. Si la vamos a preparar con más antelación y la dejamos en la nevera, conviene atemperarla al revés, es decir, sacándola un rato para que no esté excesivamente fría. De lo contrario, podría tardar demasiado en cocerse.

Otras recetas de pasteles de hojaldre y crema

La combinación del crujiente hojaldre con la crema untuosa es tan deliciosa que no nos extraña encontrarla en muchos otros postres y dulces por el mundo. La masa de hojaldre Buitoni es tan fácil de manipular y tan versátil, que podemos usarla para sorprender en casa con otros pastelitos muy cremosos.

Una alternativa fácil es la de recortar y cubrir con hojaldre moldes de tartaletas individuales, o en formato tarta rectangular grande, mejor si es de borde rizado y fondo desmontable. Si hacemos la crema pastelera más espesa, podemos hornear el hojaldre por separado y simplemente rellenar la tarta con ella, una vez fría, y coronarla con frutas variadas.

También es posible cortar la masa rectangular en porciones iguales cuadradas para hornearlas y luego montar milhojas con capas de crema, alternándola con chocolate o nata montada. Incluso, formar mininapolitanas rellenas de crema doblando cada pieza de masa sobre sí misma antes de hornear.

La historia del éxito de los pasteles de Belém

Si bien es cierto que la pastelería Antiga Confeitaria de Belém de Lisboa lleva muchas décadas preparando estas delicias, ha sido en los últimos años cuando su fama ha terminado de dar la vuelta al mundo. Y es que sus dulces tenían el potencial de conquistar más allá de las modas de dulces demasiado modernos, precisamente por su carácter tradicional y artesanal.Los pasteles de Belém son el ejemplo perfecto de un dulce con sabor a antaño, a ingredientes humildes y una elaboración cuidada con cariño, con recetas que pasan de generación en generación, de maestros a artesanos. El sabroso hojaldre crujiente cobija y realza la cremosidad del relleno, son fáciles de tomar en cualquier parte y siempre apetecen, en el desayuno, postre o merienda.

Al convertirse Portugal en un destino turístico emergente, su famosa repostería conventual ha ido traspasando fronteras, y muchos emprendedores se han lanzado a abrir establecimientos fuera del país, para competir con la reputada pastelería francesa, pero excesivamente colorista y refinada. Al final, los pasteles de Belém nos encantan precisamente porque todos podemos prepararlos en casa, como se hacía antiguamente.

Si quieres descubrir más recetas y trucos para cocinar con masa de hojaldre, empanada, brisa u obleas, te lo contamos todo en el Espacio Triunfa con Buitoni.

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