Lo que muchos temían y otros tantos se negaban a creer ha ocurrido: el voto a favor del Brexit se ha impuesto en el referendum celebrado el pasado jueves, aunque por un estrechísimo margen. A pesar de que no era una votación vinculante, el gobierno debe aceptar la decisión de la ciudadanía y Reino Unido va a abandonar la Unión Europea. Es un hecho histórico que va a marcar el futuro de Europa aunque en estas primeras horas de reacciones se está viviendo mucha confusión y nervios en todos los sectores. ¿Cómo afectará a la industria alimentaria? ¿Qué consecuencias tendrá el Brexit?
Los profesionales relacionados con el sector agroalimentario están manifestando una seria preocupación ante la incertidumbre de un futuro que se anuncia poco halagüeño. No es para menos, el británico se ha convertido en los últimos años en uno de los grandes destinos de nuestros productos de alimentación, siendo fundamental para los exportadores. Las buenas relaciones comerciales y la llegada masiva de británicos a nuestro país también ha facilitado la importación de muchos de sus productos que ahora encontramos en nuestras tiendas. ¿Va a cambiar esta situación?
Cambios en las relaciones comerciales: posible incremento de los precios
A pesar de que la posición de Reino Unido dentro de la UE siempre ha sido algo peculiar, especialmente conservando su propia moneda frente al euro comunitario, las relaciones comerciales con el país se han visto beneficiadas de los acuerdos de la Unión. Hemos podido comprar todo tipo de productos británicos a precios competitivos, tanto mediante el comercio online como directamente en nuestras tiendas, o incluso con comercios de Reino Unido que se han indo instalando en nuestro país, como el caso de la cadena Iceland.
Esa facilidad de intercambios comerciales se puede ver seriamente afectada si se da el peor panorama previsto tras el Brexit. Podrían anularse todas las ventajas y privilegios de las que gozamos dentro del mercado de la UE, con el libre comercio y la facilidad para pasar aduanas y fronteras. Se incrementarían los controles y los costes de transporte, y habrían más impuestos que subirían los precios de cualquier producto británico que se comprara en nuestro país.
¿Cuántos alimentos y bebidas británicos consumimos habitualmente? Podríamos pensar que no muchos, ya que tradicionalmente no se considera la gastronomía de Reino Unido una de las más apreciadas, pero en realidad esto ha ido cambiando en los últimos años. Especialmente con la llegada de tantos turistas o ciudadanos británicos que se han instalado a vivir en España, muchos de sus productos se han ido acomodando en los estantes de nuestras tiendas, y les hemos hecho un hueco en nuestra despensa.
Mermeladas y conservas de frutas y verduras, galletas, chocolates y dulces de todo tipo, ingredientes de repostería como harinas y azúcares especiales, frutos secos, especias, salsas, embutidos y quesos, mantequillas, yogures y otros productos lácteos, tés, etc. ¿Cuántos de estos productos usamos habitualmente? Y no nos podemos olvidar del amplio mundo de las bebidas alcohólicas británicas, desde la gran variedad de cervezas hasta la alta gradación de whiskeys, ginebras y otros licores y destilados. Pero expertos aseguran que a corto plazo estos productos serán de hecho más baratos, así que quizá convendría llenar la despensa ahora con nuestros alimentos británicos favoritos.
Podemos ser optimistas y pensar que en estos últimos casos los precios no ascenderán demasiado. Nos puede costar más caro comprar un producto online directamente a Reino Unido, pero quien tenga una tienda o un bar de copas en España querrá seguir ofreciendo a sus clientes su gama de licores, y al productor británico le interesará seguir exportando. Pensemos que se alcanzarán acuerdos comerciales para facilitar la compraventa, aunque siempre puede darse un escenario muy negativo. La posibilidad de que la lista de la compra de productos británicos se encarezca es una amenaza real.
¿Qué pasa con las exportaciones?
El sector más preocupado en estos momentos por el Brexit es el de los exportadores de productos agroalimentarios. Reino Unido se ha convertido en uno de los principales clientes de las empresas españolas, con regiones como Murcia donde se exportan más de 620 millones de productos anuales a las islas británicas. España es, por detrás de los Países Bajos, el segundo proveedor de alimentos y bebidas a Reino Unido, destacando sobre todo frutas, hortalizas, aceite de oliva y vino. Es el tercer mercado en exportación de frutas y hortalizas frescas, con unas cifras que se han mantenido en creciente evolución.
Asociaciones y organizaciones de profesionales del sector han manifestado ya su preocupación y piden a los responsables políticos que tomen medidas para que la industria no se vea afectada, especialmente los trabajadores del campo y pequeños productores. Miguel Blanco, Secretario General de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), ha afirmado que “es responsabilidad de toda la UE preservar el modelo social y profesional de agricultura, mayoritario en Europa y en nuestro país, así como la seguridad y la soberanía alimentaria de la UE”, y exigen a Bruselas la máxima protección.
Sin embargo, también se pide prudencia y calma en las primeras reacciones. En este senido, Tomán García Azcárate, especialista en economía agraria, ha declarado que a corto plazo no va a ocurrir ningún cambio significativo, y anticipa que a medio plazo seguirá incluyéndose a Reino Unido dentro del mercado único de comercio europeo. Sí que anticipa que poco a poco podrá haber cambios en las legislaciones y que los británicos incrementarán aún más las exigencias que ya imponen a las importaciones, además de que cada vez priorizarán más sus productos locales.
La cuestión que más inquieta al sector ahora mismo son los vaivenes del valor de la libra. La caída de la moneda y la sacudida en los mercados ha sido la primera consecuencia directa del resultado del referendum, y esto se traduce en una pérdida del valor adquisitivo de los británicos. Esto tendrá efectos inmediatos en el turismo pero también en las exportaciones. Así, Fernando Gómez, director de Proexport asegura que afectará a la capacidad de importación de productos d elo británicos, y apuesta por trabajar ya en una estrategia para evitar todos los daños posibles, como renegociar los precios de exportación o bien negociar en euros.
La clave está en los acuerdos comerciales
Si Reino Unido quiere seguir comerciando con Europa como hasta ahora, querrá mantener las buenas relaciones y conservar las ventajas que aporta el acuerdo de libre comercio con la UE. El problema es que la Unión no parece dispuesta a ceder esos privilegios si no se da también la libre circulación de personas, y esto chocaría con los planes de los defensores del Brexit de frenar la inmigración.
En el caso de no haber acuerdo Reino Unido ya no estaría obligado a dar prioridad a los productos europeos, abriendo más la puerta a comerciar con otros exportadores de alimentos como Sudáfrica, Marruecos o Latinoamérica. Políticos conservadores del Leave, como Owen Paterson, defienden que el Brexit permitirá a los productores locales crecer y aumentar sus ventas dentro de Reino Unido, pero es obvio que el país necesitará seguir importando muchos productos. Queda por ver qué impuestos y aranceles impondrían tanto la UE como los propios británicos, en caso de no mantenerse el mercado único.
En cualquier caso, todavía es muy pronto para saber a ciencia cierta qué va a ocurrir. Aún queda un largo camino por recorrer hasta que se haga efectiva la salida de Reino Unido de la Unión Euroea, aunque parece que Bruselas quiere acelerar el proceso todo lo posible. Cameron dejará su puesto en octubre y debe reconfigurarse el Gobierno, que después deberá poner en marcha la salida y empezar a renegociar todos los acuerdos comerciales. Si se cumplen las previsiones más optimistas, Reino Unido se mantendría en la Zona Económica Europea que permite el libre comercio con países no miembros de la UE, como Noruega o Suiza, lo que no tendría grandes consecuencias para los consumidores.
Pero si se acentúa el clima de malestar y las relaciones se enturbian, sí podríamos enfrentarnos a un aumento de los precios de sus productos que importamos, y un descenso de los beneficios de los exportadores que tanto dependen del mercado británico. Primero veremos cómo afecta la pérdida de poder adquisitivo tras la caída del la libra y cómo reaccionan los mercados. Confiemos en que se imponga el sentido común y los máximos responsables de ambos bandos trabajen por el bien común.
Fotos | fabsit, Bruce The Deus, duncanh1, Médéric, Carlos Octavio Uranga, European Union 2016 - European Parliament
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