De los artistas y diseñadores admiro no sólo la maestría en el dominio de diferentes técnicas, sino también la capacidad que tienen de visualizar ideas originales y de materializarlas en objetos tangibles. La creatividad humana parece no tener límites, sobre todo a la hora de combinar conceptos para crear elementos nuevos. Así sucede en esta serie de creaciones surrealistas mezclando alimentos con objetos.
Aunque el surrealismo hace referencia a un movimiento artístico muy concreto de comienzos del siglo XX, hoy podemos aplicar el término a cualquier obra artística que, partiendo de un objeto común, lo enriquece transformándolo. Lo cierto es que la comida se presta mucho a jugar con sus formas, texturas y colores para idear obras nuevas, y eso es lo que ha hecho la autora, Sarah Illenberger.
La diseñadora alemana, célebre por sus trabajos en prensa y encargos comerciales por todo el mundo, nos presenta una serie de imágenes que plasman esculturas a medio camino entre la ensoñación y el humor, tomando como base alimentos de distinta naturaleza, aprovechando sus características.
En ocasiones la autora desarrolla la idea a partir de la forma física del objeto, como la pera que parece una bombilla, mientras que otras veces juega con los conceptos, como la fruta de la granada a la que acopla el mecanismo del arma del mismo nombre.
Illenberger asegura haber trabajado manualmente todas las obras, sin ningún tipo de manipulación digital posterior. El resultado final son imágenes impresas en material fotográfico de alta calidad, en tamaños variables.
Lanzadas en series de 25 o 50 ejemplares, estas piezas se encuentran a la venta a un precio que oscila entre 160 y 400 euros, dependiendo del tamaño de la reproducción. Puede ser una interesante inversión para los amantes del arte conceptual.
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