Dada su versatilidad en la cocina y su terneza el solomillo es el corte de vacuno más preciado, no solo por los consumidores, sino de muchos cocineros. El solomillo es un músculo que, por su situación (bajo las vértebras lumbares, entre el lomo y las costillas) trabaja muy poco, de modo que esa carne resulta siempre muy tierna. Además, es una carne magra, con muy poca grasa; y una grasa que se separa con toda facilidad del músculo. El del un animal adulto puede pesar entre los dos y los tres kilos y se puede utilizar de muchas maneras. Crudo, por supuesto: el carpacho original, o en pieza entera, ya sea al desnudo o envuelta en hojaldre, convertida en esa delicia que denominamos Wellington.
Lo que no siempre es tan conocido, y se toma la parte por el todo, es que la pieza consta de tres cortes: la cabeza, de la que salen muy buenos filetes; el corazón, del que proceden las piezas quizá más prestigiosas, como son el chateaubriand (que debe tener sus buenas cinco centímetros de grosor) o el menos imponente tournedos. Todas ellas de excelente calidad y de exquisito sabor, se prestan a infinidad de combinaciones para elaborar múltiples platos que podréis encontrar en nuestra página.
Vía | lavozdegalicia