Sé que actualmente, y más en nuestro país, la mantequilla no goza precisamente de gran popularidad, incluso la propia leche parece haberse creado grandes enemigos. Sin embargo, quizá por tener media familia en Suiza, pruedo comprender el gran apego que se tiene a estos lácteos en muchos países. Parece ser el caso de Erica Scheper y sus óleos dedicados a la leche y a la mantequilla.
Una buena mantequilla de calidad es toda una delicia, por supuesto de la que no hay que abusar. Quizá a esta autora le pasa como a mi padre, que le trae recuerdos de sus desayunos de la infancia, con la mantequilla elaborada en el pueblo y la leche casi recién ordeñada de las vacas alpinas. Al menos, sus óleos me transmiten ese aire nostálgico.
Erica Scheper es una artista holandesa que comenzó estudiando economía empresarial en Groningen antes de comenzar su formación artística. Está especializada en dibujo, ilustración y pintura al óleo y acrílicos, entre otras técnicas. Su estilo es naturalista, pero desarrollando su propio lenguaje, ya que además afirma no buscar el puro realismo.
Esta colección dedicada a dos productos lácteos también básicos en la dieta holandesa es un buen ejemplo de la atmósfera que dice buscar en todas sus obras. A Scheper le interesa transmitir sensaciones de tranquilidad, de cierta paz aunque con un poso de desasosiego. Sus imágenes mantienen una uniformidad buscada, centrándose en los ambientes y en detalles de objetos y lugares, sin la figura humana.
El curioso homenaje que rinde a la mantequilla y a la leche capta perfectamente esos sentimientos, cargando los cartones y las botellas de un aura de cierta nostalgia, sacando a los alimentos de su contexto y convirtiéndolos en atemporales. Son objetos sencillos y expuestos de la manera más simple, pero consiguen transmitir esa sensación de intranquilidad latente en el fondo de todas sus obras.
Lo interesante de esas sensaciones que capta Erica Scheper con sus óleos es que cada espectador puede redirigirlas a su propia experiencia y recuerdos, aunque también puede resultar indiferente a otros. En cualquier caso, resulta muy significativo que una artista haya querido dedicar una serie de sus obras a productos básicos como la leche y la mantequilla.
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