Que la industria ganadera se ha vuelto insostenible no es ningún secreto. No es la única cría de animales que amenaza al medio ambiente, pero el problema de las vacas es que además de emitir CO₂ y consumir muchos recursos, liberan grandes cantidades de metano, uno de los principales gases de efecto invernadero y gran culpable del cambio climático.
Cada vez parece más claro que deberíamos empezar a reducir nuestra dependencia de la carne, pero mientras esperamos a que se tomen medidas reales la comunidad científica está intentando reducir el impacto que tiene el ganado en la atmósfera. La clave parece estar en su alimentación: una empresa suiza ha presentado un aditivo con el que aseguran reducir el impacto de los gases que emiten las vacas.
Cambiar la alimentación de las vacas para contaminar menos (ya que somos incapaces de cambiar la nuestra)
No solo la huella de carbono de la industria ganadera es preocupante; de hecho, parece que el gas metano es mucho más peligroso que el dióxido de carbono y tiene un impacto mucho más grave en el cambio climático. Según estimaciones de la FAO, el ganado es causante de un 65% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por la actividad humana. Millones de vacas se crían en todo el mundo para proveernos de carne, lácteos y derivados, y otros productos.
Es una industria compleja de la que dependen millones de personas, ya sean las inmensas granjas-fábrica de carne o las explotaciones ganaderas más tradicionales. El bienestar animal está más que cuestionado en muchos casos, pero independientemente de las implicaciones éticas está claro que el futuro del planeta exige un cambio de hábitos en la alimentación mundial.
No parece que hayamos tomado conciencia de ello por ahora, o quizá no estemos dispuestos a cambiar radicalmente nuestra dieta por un futuro que, desde nuestro presente inmediato, vemos lejano. Pero la comunidad científica está trabajando para ofrecer soluciones que puedan, al menos, paliar parte del problema.
Para tratar de reducir el impacto que tienen los gases que emiten las vacas -ventosidades y eructos, y no son ninguna broma-, los investigadores proponen cambiar la alimentación de los animales. Como herbívoros rumiantes, su digestión no es nada sencilla, pero parece que solo con modificar la composición de lo que comen o introduciendo determinados aditivos podrían reducir sensiblemente el metano producido.
En este sentido, la empresa suiza Agolin ha presentado en el Foro Público 2018 de la World Trade Organization (WTO) su producto más ambicioso, el bautizado como Agolin Rumiant, un compuesto que añadido a la alimentación de las vacas parece disminuir notablemente el impacto que tiene el ganado en la atmósfera.
Se trata de una mezcla de extractos de hierbas y especias capaces de modificar la microbiota de los animales, reduciendo el el gas metano y el amoníaco que emiten, lo que además puede mejorar la productividad y eficiencia de su alimentación. Las cifras concretas de sus resultados son variables según el caso, pero aseguran lograr una reducción de hasta el 30% de los gases de efecto invernadero.
El aditivo es el resultado de varios años de investigación, ha superado diferentes periodos de prueba en distintos ensayos, tanto en la ganadería de producción cárnica como láctea, y ha recibido el reconocimiento de solución eficiente por la Solar Impulse Foundation. Actualmente están vendiendo el producto a diversos productores de la Unión Europea; afirman que si toda la industria ganadera usara su producto, se podrían reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 300 millones de toneladas menos al año.
Soluciones sencillas como esta pueden ayudar a mitigar un problema cada vez más preocupante, aunque no parece probable que vaya a aparecer una solución mágica a la sobreexplotación de los recursos a la que estamos sometiendo al planeta.
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