Ghost Food, comida fantasma: una reflexión sobre productos amenazados con desaparecer

Ghost Food, comida fantasma: una reflexión sobre productos amenazados con desaparecer
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El desarrollo humano cada vez afecta más al medio natural, cambiando ecosistemas, destruyendo parajes y amenazando, cuando no directamente haciendo desaparecer, especies animales y vegetales. Pero, ¿somos conscientes de ello? El proyecto Ghost Food, comida fantasma, propone enfrentarse a un menú formado por sustitutos de productos que podrían desaparecer en pocos años.

Son muchos los expertos que llevan tiempo alertando de que el cambio climático y las acciones humanas sobre el planeta pueden llevar a desaparecer a muchas especies, pero ya no son sólo animales extraños de tierras lejanas, sino que algunos de los productos habituales de nuestras cocinas podrían dejar de existir en poco tiempo. ¿Os imagináis un plato de bacalao sin bacalao, o un postre de chocolate que no es chocolate? Esto es precisamente lo que han planteado las autoras de Ghost Food.

Las artistas Miriam Simun y Miriam Songster han desarrollado el proyecto para STEAMworkPHILLY, un colectivo de artististas y creativos situado en Filadelfia, EEUU. Mediante una típica furgoneta de comidas callejera, las autoras ofrecen al público una serie de platos centrados en tres productos amenazados: el bacalao, el chocolate y la mantequilla de cacahuete.

Bacalao

Pero no se trata de servir estos ingredientes sino en utilizar otras materias primas para recrearlos, como si ya se hubieran extinguido y tuviéramos que recurrir a sucedáneos, pues ese es el peligro que nos acecha actualmente, según señalan muchos expertos. Son sólo tres de los productos que en un futuro no muy lejano podrían desaparecer, debido al cambio climático, la contaminación de aguas y suelos, la sobreexplotación agrícola y marina, etc.

Así, Simun y Songster han elaborado platos como el bacalao frito elaborado a base de un sucedáneo vegetariano que imita la textura y el sabor del pescado, o un brownie de "no-chocolate". Como complemento de la experiencia, también han diseñado un dispositivo que se coloca en la cara para emitir los olores perdidos de esa comida fantasma.

Las autoras señalan que con Ghost Food no pretenden alarmar a la población, sino proponer una hipotética situación que podría convertirse en realidad, y cómo la sociedad se enfrentaría a ella. Sobre todo buscan llevar al público a la reflexión y a concienciar de una amenaza cada vez más cercana y real. Las especies amenazadas por el ser humano no están sólo en los zoológicos y parques naturales, sino también en la estantería del supermercado.

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