Cualquier dulce es factible de ser zambullido en una taza de leche o café, pero hay galletas que se prestan mucho mejor a ello. La forma alargada con la que identificamos los llamados biscotti italianos, que en realidad se refieren a los cantucci -biscotti significa "galletas"-, es perfecta. Y esta receta en concreto, con aceite de oliva, sin empalagar mucho y con una textura suave crujiente, resulta ideal para el desayuno.
Así se llaman de hecho en su fuente original, biscotti da colazione, replicando el método de doble horneado de los cantucci o carquinyolis catalanes, pero que en este caso carecen de frutos secos o cualquier otro elemento en la masa. Tienen además una peculiaridad que merece la pena resaltar: el impulsor químico recomendado es bicarbonato de amonio.
Ya explicamos hace tiempo qué es y para qué sirve el bicarbonato de amonio, todavía muy habitual en la industria. Su nombre no engaña, pues huele a amoniaco -o pis de gato- al entrar en contacto con un ácido y durante el horneado, pero ese rastro desaparece al enfriarse las galletas, y nos deja una textura seca, porosa, crujiente pero suave, perfecta para mojar y que alarga la conservación.
El bicarbonato de amonio puede comprar en droguerías y tiendas especializadas; también podríamos sustituirlo por bicarbonato sódico o levadura química, aunque la textura será entonces distinta. Riquísimas, en cualquier caso.
Precalentar el horno a 180ºC con calor arriba y abajo, sin aire, y preparar una bandeja con papel sulfurizado antiadherente o aceite. Abrir los huevos en un recipiente amplio, añadir el azúcar, la ralladura fina de un limón lavado y la vainilla.
Batir con varillas manuales o eléctricas hasta que espese y el azúcar se haya casi fundido. Añadir el aceite y batir suavemente un poco más. Aparte calentar ligeramente la leche y añadir el bicarbonato de amonio (si se usa sódico o levadura química este paso no hace falta). Echar a la masa y remover.
Agregar la harina tamizada con la sal y mezclar bien hasta tener una masa homogénea, maleable y blanda. Dividir en dos o tres partes, formando cilindros de unos 30-40 cm de largo. Opcionalmente, rebozar en azúcar moreno y colocar paralelos, separados, en la bandeja.
Hornear durante unos 15 minutos, sacar y, cuando no quemen, cortar en porciones de 1 cm de grosor, aproximadamente, con un cuchillo de sierra. Poner las galletas de nuevo en la bandeja, con el corte hacia arriba, y hornear de nuevo hasta que se doren, pocos minutos.
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Con qué acompañar las galletas biscotti de desayuno
Cualquier bebida que nos guste tomar en el desayuno o la merienda, o también de sobremesa, acompañará de maravilla a estas versátiles galletas italianas. Un simple vaso de leche fría, nuestro café con leche favorito, algún té o infusión especiada, una copita de licor dulce, horchata de chufa... Estos biscotti da colazione son el dulce perfecto para tener siempre llena la caja de galletas, pues además aguantan crujientes durante muchos días.
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