En verano hay que cambiar los ritmos de vida y, al menos en mi caso, toca madrugar mucho más. Tampoco consigo domir mucho estos días la verdad, así que aprovecho el fresco mañanero para hacer algo de deporte o para hornear un desayuno especial. Estos bizcochitos esponjosos de naranja y limón fueron un antojo que terminaron triunfando en casa.
Tenía fruta de la huerta murciana y me apetecía mucho un dulce de miga tierna y con mucho aroma a cítrico para dar algo de alegría a las mañanas. Así que adapté un poco esta receta y me decanté por lo rústico, preparando una bandeja grande de masa que corté en porciones, en lugar de usar moldes individuales. ¿Lo mejor? Devorar los típicos bordes que quedan de esos recortes.
Precalentar el horno a 180ºC y engrasar o cubrir con papel sulfurizado un molde rectangular de unos 20 cm de lado. Separar las yemas de las claras de los huevos en recipientes diferentes, y derretir la mantequilla.
Batir con batidora de varillas las yemas con el azúcar, a velocidad media, hasta que quede una textura pálida y esponjosa. Añadir la ralladura de naranja, el zumo recién exprimido -lo podemos colar pero yo prefiero echar también parte de la pulpa- y la mantequilla derretida y enfriada.
Tamizar encima la harina con la levadura, la sal y la maizena, y mezclar con suavidad o batir con las varillas. Montar las claras a punto de nieve e incorporarlas a la masa, trabajándola con movimientos envolventes para que no se bajen demasiado.
Llenar el molde, dando unos golpecitos para sacar las burbujas más grandes, y hornear durante unos 20-25 minutos, o hasta que al pinchar el centro con un palillo salga limpio. Dejar enfriar en una rejilla y preparar el glaseado, si se desea.
Yo lo hago a ojo tamizando unas cuantas cucharadas de azúcar glasé y mezclándolo con zumo de limón, hasta que tenga una textura pastosa. Echar groseramente -como si fuéramos Pollock- por encima del bizcocho enfriado. Esperar a que seque y cortar en porciones.
Con qué acompañar los bizcochitos esponjosos de naranja y limón
Para el desayuno, la merienda o para acompañar el café de sobremesa, estos bizcochitos harán las delicias de los que busquen un dulce esponjoso y aromático. También es una buena base para hacer un pastel de varias capas o como fondo de una tarta cubierta de crema o alguna mousse.
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