A vueltas estoy todos los días con el desayuno, y es que sé que muchos dulces que me encantan, como por ejemplo los sobados pasiegos, no son para tomar todos los días, sino para darse un capricho de vez cuando. Así que en busca de opciones ricas y un poco más saludables, me he decantado estos días por un delicioso bizcocho de manzana, plátano y harina de espelta, que me ha sorprendido por su textura húmeda y jugosa.
Este bizcocho se elabora sin mantequilla ni aceites de ningún tipo, por lo que su miga tierna y suave es gracias al puré de manzana y el plátano que va en su composición, y que consiguen una textura ideal de pastel para tomar al desayuno o merienda acompañado de un vaso de leche o un café. En mi casa ha volado, tanto que a diferencia de en otras ocasiones que puedo enseñaros el bizcocho entero, esta vez solo me han dejado dos rebanadas para poder mostraros la miga y el corte.
Comenzaremos precalentando el horno a 180 grados con calor arriba y abajo. Engrasamos con la mantequilla un molde de plum cake rectangular de unos 23 centímetros de largo. Enharinamos un poco y sacudimos el exceso de harina que no se haya pegado a la mantequilla.
En un bol combinamos el puré de manzana, la miel y el azúcar moreno. Removemos hasta integrar ingredientes. Añadimos los huevos ligeramente batidos, removemos de nuevo y agregamos los plátanos en trocitos, junto con la leche. Mezclamos todo bien.
Añadimos el bicarbonato, la sal, la levadura química y la harina. Mezclamos con una espátula hasta que no veamos grumos y vertemos en el molde. Horneamos durante 50 minutos o hasta que al pinchar el bizcocho con una brocheta esta salga limpia.
Tiempo de elaboración | 1 hora Dificultad | Muy fácil
Con qué acompañar el bizcocho
Si sois de los que os gusta probar harinas distintas al trigo blanco e incorporar fruta en los pasteles, este bizcocho de manzana, plátano y harina de espelta creo que os va a encantar. Al ser un bizcocho muy húmedo conviene no tenerlo más de dos o tres días, pues la fruta puede ser la causante de que se estropee antes que un bizcocho seco más clásico, aunque tal y como os había dicho en la introducción, no creo que os esté rondando mucho tiempo por vustra cocina, pues se come solo con mirarlo.
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