Lo reconozco, las recetas me atraen, en un principio, por su nombre. Y no me negaréis que esta receta de bizcocho mágico tiene un nombre lo suficientemente atractivo como para provocar deseos irrefrenables de probarla. Eso es exactamente lo que me ocurrió a mí.
Se llama así porque, pese a que se vierte una masa líquida en el molde, el horneado produce un bizcocho con tres capas distintas. La capa inferior parece tarta pues la mantequilla y la harina descienden al fondo, la capa central es una especie de relleno cremoso, y la superior queda dorada y crujiente pues el coco, el ingrediente más ligero, flota en la masa durante el horneado.
Precalentamos el horno a 180ºC, después untamos de mantequilla un molde desmoldable de 22 cm y lo reservamos mientras preparamos el bizcocho.
Batimos los huevos con el azúcar en un recipiente grande, agregamos la harina poco a poco sin dejar de batir y luego el resto de los ingredientes hasta obtener una mezcla homogénea que vertemos en el molde.
Horneamos durante 45 minutos o hasta que pinchando con una aguja esta salga limpia. Para servir templado, lo dejamos reposar en el molde durante veinte minutos antes de cortarlo, para servir frío lo conservamos en la nevera hasta el momento de servir. Espolvoreamos de azúcar molido justo antes de degustar.
Con qué acompañar el bizcocho mágico
Esta receta de bizcocho mágico sorprende por sus tres capas bien diferenciadas que hacen que cada bocado sea una deliciosa experiencia. Antes de hornearlo pensé que tal vez no se diferenciarían una vez cocido, pero me equivoqué. Lo serví frío acompañado de café con hielo y os aseguro que todos quisieron repetir.
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