Aunque me gustan mucho los cheesecakes, en verano no suelo hacerlos ya que lo que más me apetece como postre en esta época es la fruta fresca o los helados. Sin embargo no me he podido resistir a estos cheesecakes helados de fresa que no necesitan horno y son tan refrescantes como cualquier helado.
Si en esta época ya no encontráis fresas frescas, podéis realizar este postre con fresas congeladas o con frambuesas, en cualquier caso el resultado será igual de delicioso.
Mezclamos en un bol el queso crema con el azúcar glasé y los batimos con el batidor de varillas durante unos 6 ó 7 minutos hasta que tenga una consistencia algo más firme que la nata montada. Reservamos en el frigorífico. En otro bol, batimos la nata hasta que esté bien firme.
Trituramos las fresas con el zumo de limón y colamos el puré obtenido para eliminar las semillas. Añadimos un par de cucharadas de la nata montada a la mezcla de queso y removemos suavemente con una espátula, repetimos esta operación hasta incorporar toda la nata, mezclando siempre con cuidado para que no se baje.
Añadimos el puré de fresas y mezclamos suavemente. Rellenamos con esta mezcla unos moldes de pastelitos de silicona hasta más o menos un centímetro del borde. Los metemos en el congelador al menos un par de horas.
Trituramos las galletas y las mezclamos con la avellana molida y la mantequilla fundida. Sacamos los cheesecakes del congelador y repartimos la mezcla de galletas sobre ellos prensando un poco. Volvemos a meter en el congelador al menos durante dos horas. Sacar del congelador unos 15 minutos antes de servirlos.
Con qué acompañar los cheesecakes helados de fresa
Estos cheesecakes helados de fresa son una deliciosa alternativa al helado como postre en nuestras comidas veraniegas. Además resultan muy cómodos para servirlos en una comida con invitados pues podemos hacerlos varios días antes de consumirlos.
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