Las mermeladas y confituras caseras son una manera estupenda de aprovechar la fruta y recuperar una de esas tradiciones antiguas que tanto nos recuerdan a nuestros abuelos o a días de vacaciones en el pueblo. Las frutas cítricas son estupendas para este menester, con ese sabor agridulce delicioso que ofrecen para alegrar desayunos y meriendas.
Comenzar lavando las frutas, no hace falta pelarlas. Añadirlas cortadas en trozos pequeños y sin pepitas a una olla alta con el kilo y medio de agua. Tapar la olla y dejar en maceración una noche o varias horas.
Al día siguiente poner la olla al fuego y cocer durante media hora a fuego medio-alto, desespumando de vez en cuando. Añadir el azúcar, remover todo bien y cocer durante 45 minutos a fuego medio, revolviendo a cada rato. Si cuando pase el tiempo aún le veis mucho líquido dejarla unos minutos más al fuego.
Meterle la batidora para triturar la fruta groseramente y que se noten trocitos de piel. Verter en botes herméticos limpios llenándolos lo más posible. Esterilizarlos unos veinte minutos en una olla con agua hirviendo.
Con qué acompañar la confitura
La confitura de tres frutas no conviene sobrecocerla pues espesa una vez que la fruta ha sido triturada y enfría, ya que después es muy difícil de extender. Es ideal para tostadas con mantequilla pero también para preparar glaseados para bizcochos o relleno de muffins que lleven una cobertura de chocolate negro.
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