Si tienes un poco de hierbabuena fresca, puedes sorprender a todos preparando esta receta de deliciosas galletas de menta caseras, cuya elaboración no tiene ninguna dificultad. Preparadas en el horno, las tendrás listas en unos 30 minutos.
Podéis usar moldes si queréis para darles una forma que os apetezca más, aunque en casa nos encantan así, rústicas e irregulares. Después de hornearlas, podéis bañarlas en chocolate, espolvorearlas con azúcar glass o dejarlas tal cual. Siempre quedan buenísimas.
He puesto las cantidades para usar un huevo y 100 g de mantequilla, de forma que si queréis hacer más cantidad, sea muy fácil de calcular. Doblando o triplicando las cantidades indicadas, os saldrán dos o tres veces más galletas. Con lo que indicamos en ingredientes, os saldrán aproximadamente 10 galletas.
Lavamos la hierbabuena y separamos las hojas, desechando los tallos. Trituramos las hojas de hierbabuena bien limpias con el azúcar. Después agregamos un huevo y la mantequilla, y seguimos trabajando hasta obtener una pasta pegajosa.
Agregamos la harina y la levadura química o polvos de hornear. Mezclamos bien dando movimientos envolventes y una vez tenemos la masa homogénea la dejamos reposar unos minutos, mejor dentro de la nevera. Formamos las galletas haciendo unas bolitas del tamaño de una nuez.
Después las aplastamos ligeramente y las colocamos separadas en una fuente de horno cubierta con papel sulfurizado. Precalentamos el horno a 180ºC y cuando alcance esa temperatura, metemos las galletas y las horneamos durante 20 minutos. Sabremos que están listas si al mirarlas por debajo tienen ya un color doradito.
Dejamos enfriar las galletas en una rejilla antes de comérnoslas ya que en caliente, pueden resultar indigestas. Además así se endurecen un poco quedando más crujientes. Las servimos espolvoreadas con azúcar glass y decoramos el plato con algunos cogollitos de hierbabuena para que no quepa duda de cuál es su sabor.
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Con qué acompañar las galletas caseras de menta
Para acompañar las galletas de menta caseras, podéis servir un vaso de leche fría, un café con leche o cualquier infusión que os guste. El refrescante toque mentolado de sabor que tienen, os sentará estupendamente.
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