Crujientes por fuera y esponjosas por dentro, estas delicias fritas se disfrutan espolvoreadas con azúcar. Una receta sencilla de toda la vida que encantará a toda la familia.
En muchas localidades de Castilla-La Mancha, los carnavales y otras festividades se celebran con recetas típicas que pasan de generación en generación. Entre ellas, las fritillas ocupan un lugar especial. Similares a los buñuelos o a las tortas fritas, su masa se elabora con ingredientes básicos como harina, agua y levadura, pero el secreto está en su textura ligera y su sabor casero.
Lo mejor es disfrutarlas recién hechas, aún calientes, con un toque de azúcar o miel, o rebozadas con una mezcla de azúcar y canela. En esta receta te enseñamos cómo prepararlas fácilmente en casa para seguir con esta dulce tradición.
En primer lugar mezclaremos la leche con el huevo, agregaremos entonces la harina, la levadura, la ralladura de limón y una pizca de sal. Mezclamos hasta obtener una mezcla homogénea. Amasamos 10 minutos, cubrimos con film transparente, y dejamos reposar a temperatura ambiente dos horas hasta que la masa doble su volumen.
Hacemos bolitas con la masa del tamaño de una albóndiga y las estiramos con el rodillo. Freímos las fritillas por tandas en abundante aceite bien caliente, las dejamos escurrir, y cuando aún estén calientes, las rebozamos en azúcar y servimos.
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Con qué acompañar las fritillas manchegas
Puedes servir estas fritillas con una taza de café para los adultos, y en caso de los niños, con una taza de chocolate caliente.
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