Tengo que reconocer que no las tenía todas conmigo la primera vez que probé la receta de garbanzos con chocolate negro. Suena raro de primeras y en casa nadie estaba muy convencido de que aquel experimento fuera a salir bien. Pero cómo cambió la cosa cuando lo probamos.
Hay que desterrar la idea de que unos alimentos solo son válidos para ciertas comidas o que hay ingredientes que tienen vetado el mundo dulce. Por ejemplo, ¿por qué no desayunar legumbres, pescado o verduras? Es todo cultural y cuestión de gustos. Y si los garbanzos pueden ser un snack o picoteo más que rico, también pueden serlo en versión golosa.
El truco está en enjuagarlos bien para retirar ese saborcillo de la conserva o de la cocción, secarlos y tostarlos, para que queden más sabrosos y crujientes. Además, podemos aromatizarlos con especias que asociamos más al postre, como canela o vainilla. Si nos molestamos en pelar los garbanzos antes, quedarán aún mejor.
Una vez tenemos los garbanzos crujientes y dorados no hay más que mezclarlos con buen chocolate negro derretido, que puede ser sin azúcar, con alto porcentaje de cacao, formar pequeños montoncitos o porciones y dejarlos secar sobre papel antiadherente. Cuando se solidifique el chocolate tendremos un bocado muy crujiente, rico en nutrientes y que puede ser perfecto para quitar antojos entre horas.
Además se pueden personalizar con variantes: añadiendo coco rallado o pistachos, escamas de sal, ralladura de naranja, etc. Eso sí, mejor conservarlos en un lugar fresco y recipiente hermético, lejos del calor y humedades que pueden derretir el chocolate.
En DAP | Palomitas con chocolate negro y sal