Hay millones de tipos de galletas diferentes, y hablo solo de las caseras. Una de las distinciones más básicas a las que las podemos reducir es el debate crujientes-tiernas, en el que soy incapaz de posicionarme. Si en vuestra casa tampoco hay consenso, esta receta de galletas de coco es perfecta, ya que de la misma masa pueden salir pastas que crujan o con un interior suave y tierno.
La clave está en el tiempo de horneado. Es verdad que si nos pasamos de horno se nos churrusca cualquier galleta, dejándola crujiente, pero en esta receta no hay que sufrir ese ligero toque a quemado para lograr el “crunch” que a tanta gente gusta. Eso sí, prohibido alejarse mucho de la puerta del horno, hay que vigilarlas constantemente para dar con el punto. En cualquier caso, ambas versiones están deliciosas, con ese aroma tan rico a coco que a mi familia le encanta.
Para que la mantequilla se atempere más rápido lo mejor es cortarla en cubos pequeños y dejarlos sobre un plato ligeramente separados. Es importante que el huevo tampoco esté frío de nevera. Cuando esté en su punto, colocar la mantequilla en un cuenco grande con los dos tipos de azúcar y batir con batidora de varillas, hasta tener una combinación esponjosa.
Añadir el huevo y la vainilla y batir un poco más. Echar la harina con la sal y el bicarbonato, batir con suavidad y agregar el coco. Mezclar bien hasta tener una masa homogénea, será muy pegajosa. Tapar con plástico film y dejar enfriar en la nevera como mínimo 1 hora.
Precalentar el horno a 180ºC y preparar dos bandejas con papel sulfurizado o una lámina de silicona. Tomar porciones de masa de más o menos el mismo tamaño, aproximadamente como una nuez, y formar bolitas con las manos ligeramente humedecidas. Colocarlas en las bandejas separadas por unos 3-4 cm. Aplastar ligeramente formando discos y añadir coco rallado por encima.
Hornear durante unos 9-13 minutos, dependiendo del punto buscado. Si las queremos tiernas por dentro, sacar cuando se hayan expandido y tengan un color dorado pálido. Estarán blanditas, pero al esperar unos minutos fuera del horno se endurecerán. Trasladar entonces a una rejilla con suavidad hasta que se enfríen por completo. Hornear la segunda tanda, dejando que se doren un poco más para que queden más crujientes.
Con qué acompañar las galletas de coco
Guardaremos las galletas de coco en un recipiente hermético, preferiblemente sin mezclar las galletas de texturas diferentes para que cada una conserve bien todas sus cualidades. Son unas galletas dulces y aromáticas muy ricas para servir con el café o con un licor dulce.
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