Soy incapaz de renunciar a tomar algo de postre en las comidas, y por supuesto si es dulce mucho mejor. Normalmente intento tomar yogur natural, pero en las ocasiones en las que el antojo supera todos los límites, preparo algún dulce menos pesado como esta mousse de mango con arándanos, por ejemplo, que no empacha nada.
La podéis acompañar de otra fruta que os guste más que los arándanos, o incluso para los más golosos con unas galletas o soletillas, hacen combinación ideal. Lo más conveniente es preparar el día antes este postre, pero si tenéis mucha prisa con un par de horas de enfriado, es suficiente.
Hidratamos las hojas de gelatina durante cinco minutos en agua fría. En un cazo calentamos la nata y el azúcar hasta que casi hiervan. En ese momento agregamos la gelatina escurrida y removemos para integrarla completamente.
Trituramos el mango pelado con el zumo de naranja y lo añadimos a la mezcla anterior. Por otro lado montamos las claras a punto de nieve suave. Unimos la mezcla de mango a las claras en varias veces, con suavidad e intentando sacar el aire lo menos posible.
Vertemos en vasos o copas de presentación y refrigeramos durante al menos dos horas. Lo ideal es dejar que repose toda la noche. Servimos la mousse acompañada de arándanos frescos.
Con qué acompañar la mousse de mango con arándanos
Esta mousse de mango con arándanos es un postre muy ligero, ya que por un lado he utilizado el mango como fruta principal de la mousse, que no es nada pesado y muy digestivo, y por otro lo acompaño de arándanos, así que no hay ningún ingrediente que cargue en exceso este rico postre. También se puede servir con unas soletillas si os apetece.