El queso crema típico de las tartas de queso no es el único lácteo que podemos usar para preparar una tarta fresca de textura suave. Más allá de otros ya comunes como el mascarpone, o requesón, el yogur también permite hace pasteles deliciosos y más ligeros. Esta tarta de yogur griego y queso fresco denatado es una propuesta menos pesada para un postre que apetece mucho en pleno verano.
El queso fresco batido desnatado es muy similar al quark y ya habitual de cualquier supermercado. Tiene una textura cremosa y sabor suave que recuerda también al yogur, y ambos lácteos son la base de una tarta con cierta inspiración en los pasteles alemanes. Podríamos añadir una base de galleta o masa quebrada, pero claro, ya sería menos ligera.
Precalentar el horno a 170ºC y preparar un molde desmontable de unos 20 cm de diámetro (cuando más ancho, más bajita será la tarta). Lo mejor es forrar el fondo con una pieza de papel de hornear, y recortar otra porción con forma de anillo para el borde, pero también se puede engrasar con mantequilla.
Disponer en un recipiente los yogures escurridos del suerto, el queso fresco o quark y el azúcar, y mezclar con unas varillas manuales. Añadir los huevos, la vainilla, la ralladura de limón y la sal, y batir con las mismas varillas hasta incorporarlo todo. Agregar la maizena, batir para no dejar grumos, y por último las semillas de amapola, mezclando bien.
Llenar el molde con cuidado, distribuyendo de forma homogénea la masa. Dar unos golpecitos suaves para romper posibles burbujas grandes. Hornear a media altura durante unos 50-60 minutos, vigilando bien el punto. El palillo con el que lo comprobemos debe salir ligeramente manchado. Es recomendable girar un poco el molde a mitad de la cocción para que se dore de forma homogénea.
Apagar el horno, dejar la puerta entreabierta y esperar unos minutos antes de sacarla y dejar enfriar sobre una rejilla. Esperar a que se enfríe casi por completo antes de desmoldar y llevar a la nevera como mínimo 2 horas antes de servir.
Con qué acompañar la tarta de yogur y queso
Esta tarta de yogur y queso fresco desnatado es relativamente ligera, y sienta de maravilla fresca, sola o con mermelada, compota o fruta fresca. Cerezas, fresas, frambuesas o moras harán un bonito y delicioso contraste.