El siempre agradecido langostino tiene hoy un poco fama de marisco de andar por casa y casi se considera aperitivo viejuno en las ocasiones señaladas, pero a quién queremos engañar si a todos nos encanta. Además de poder preparar los clásicos langostinos a la plancha, otra manera muy fácil de hacerlos, sobre todo si somos pocos en casa, es cocinando los *langostinos *a la sartén**, es decir, salteados.
Se hacen en un periquete y quedan de fábula si el crustáceo es de calidad y los hacemos en su punto; ya sabemos que lo peor que le puede pasar al marisco es cocinarlo demasiado. Da igual si son frescos o descongelados, los langostinos salteados demuestran que con un producto de confianza no hay que complicarse mucho para disfrutar de un bocado de lujo. Por algo siempre triunfan en Navidad, bodas y demás celebraciones de brindar.
Con los langostinos preferiblemente a temperatura ambiente, secar ligeramente con papel de cocina y recortar los bigotes un poco si se desea. Laminar o picar los dientes de ajo y cortar en rodajas finas o picar la guindilla, si se usa. Lavar, secar y picar el perejil.
Poner a calentar una buena sartén al fuego, preferiblemente de hierro de buena calidad, y cuando esté caliente añadir un chorro de aceite de oliva, los ajos y la guindilla. Bajar el fuego para evitar que se quemen, dejar que empiecen a soltar su aroma y agregar los langostinos en una sola capa, subiendo de nuevo un poco el fuego.
En cuanto cambien de color, dar la vuelta y añadir perejil picado al gusto. No deberían tardar más de 2-3 minutos por cada lado. Retirar, aderezar con sal al gusto y, opcionalmente, más perejil y/o limón, y servir inmediatamente.
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Con qué acompañar los langostinos salteados
Como aperitivo o entrante festivo, o para compartir en cualquier ocasión, los langostinos a la sartén son siempre una opción perfecta e infalible que pueden encabezar cualquier menú. Combinan, desde luego, de lujo con arroces como un arroz con mariscos, o también una fideuá clásica. Y en celebraciones especiales pueden abrir el menú de un gran asado, ya sea de carne como el cordero al horno, o, siguiendo en temática marinera, con una merluza al horno, ese clásico de Navidad y más allá. Un vino fino de Jerez es el maridaje perfecto.
Imagen | iStock/Tetiana_Chudovska
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