El boniato para mí es sinónimo de tardes frías en casa de mis abuelos, cuando por fin es tiempo de poner la chimenea y mi abuelo disfrutaba como nadie de sus boniatos asados en la lumbre. Pero este tubérculo puede ser un gran ingrediente para todo tipo de platos, como un risotto de boniato con queso curado de cabra.
Los risottos no tienen mucho misterio y en realidad no son complicados de preparar. Hay que procurar usar buenos ingredientes, sin sobre cargar demasiado el plato, un arroz adecuado y cocerlo con cariño, dejando que consuma el caldo poco a poco. El boniato lo convierte en un plato muy otoñal y he querido usar como guinda uno de mis quesos favoritos, de cabra curado al vino tinto, aunque al romero o pimentón también serían buenas opciones.
Si tenemos que encender el horno para otra receta podemos aprovechar y asar el boniato, previamente lavado y envuelto en papel de aluminio, hasta que esté tierno. Aunque para un risotto yo directamente lo cuezo en un poco de agua, en la olla rápida para ahorrar tiempo. Lavar, pelar, trocear y cocer hsta que esté bien blando. Escurrir y reservar. Calentar el caldo.
Picar la cebolla dulce y cortar la panceta o bacon en cubos. Calentar un poco de aceite de oliva en una sartén honda o cazuela ancha con buen fondo y pochar la cebolla con un poco de sal. Cuando esté transparente y dorada, agregar la panceta y cocinar bien hasta que se dore, sin tostarse demasiado. Incorporarel arroz y remover un poco.
Regar con el vino blanco y dejar que evapore el alcohol. Comenzar a echar el caldo caliente poco a poco, removiendo el arroz bien pero con suavidad, a medida que lo vaya pidiendo. Continuar hasta terminar el caldo o consumir el tiempo necesario que indicará el paquete del arroz. Añadir el boniato asado y chafado y mezclar muy bien para incorporarlo. Agregar un poco de caldo extra si estuviera muy seco. Rectificar de sal y servir con queso al gusto y pimienta negra.
Con qué acompañar el risotto
Un buen plato de risotto como este de boniato con queso curado de cabra es una comida contundente, reconfortante y saciante, ideal para disfrutar tranquilamente en estos días de otoño. Yo prefiero no añadir demasiado queso y dejar que cada comensal se añada a su plato un poco más a su gusto, siempre recién rallado.
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